Décimo capítulo

4.5K 36 27
                                    

Capítulo X
Al que no quiere caldo, se le dan dos tazas

Iba caminando con Alex adelante, y Santiago atrás, le miré de reojo y quedé pasmada cuando vi que tenía una marca de labios cerca de su cuello. Tenía que hacer algo, si alguien la veía le preguntaría que pasó y no podía dejar que Alex la notara porque él sabía que yo estaba con él.

-¡Deje lo que compré arriba!

-¿Qué dejaste Isa? – preguntó Alex, dándose vuelta hacia mí.

-Ingredientes para los cocteles. -  Santiago ¿te importaría ayudarme a bajarlos?

Él me miró como si fuese un acontecimiento que le dirigiese la palabra, creo que también lo saque de sus pensamientos. En otras circunstancias no le habría si quiera mirado, pero tenía que hacerle limpiar esa marca de beso, por suerte no había mucha luz donde estábamos, y el hermano de mi mejor amiga no podría verlo.

-¿Si me ayudas?

-S… Sí… vamos.

-En un momentos estamos contigo Alex, ¿Quieres que te lleve un coctel?

-Eh, si… seguro, los espero allá chicos.

En mi mente sólo decía para Alex “por favor no mires a Santiago, por favor no mires a Santiago”, sólo asintió y se fue, aliviada porque aparentemente no se dio cuenta, dirigí mi mirada a Santiago. ¡De por Dios!, ¡Acababa de besarlo! , me parecía tan irreal.

-Vamos a mi habitación ¡AHORA! – lo cogí de su muñeca y lo hice subir las escaleras conmigo hasta mi cuarto, entramos, prendí la luz y cerré la puerta.

-¿Qué es lo que quieres bajar? – 

Me preguntó mientras yo entraba en el baño y cogía una pequeña toalla, abrí la llave y la mojé un poco, me miré en el espejo y ¡oh por Dios! Estaba despeinada, y mi vestido un poco arrugado. 

Eso explicaba la mirada escéptica de Alex, ¿será que nos alcanzó a ver? ¿Le dirá algo a Sandra? ¿Y si Sandra se lo cuenta a Matías?   

-Esto sólo me pasa a mí – dije para mí misma, arreglé mi cabello y traté de alisar un poco la tela de mi vestido.

-¿Dónde está? Y ¿Para qué es esa toalla?

-¿Dónde está qué?  

-Lo de los cócteles.

-Era sólo una excusa, mira tú cuello en el espejo. – le dije señalándolo.

Él caminó hasta el espejo grande, y ahí tenía lápiz labial rojo en forma de beso, recién hecho por mí, paso la mano por su cabello, y al igual que yo pudo ver que estaba despeinado.

-¿Ves? Delante de Alex no te podía decir que te limpiaras, ni que… te arreglaras el cabello – 

El me miró de nuevo, y se veía más sexy con el cabello despeinado, sonrió y dijo:

-No soy el único que necesita arreglarse.

-Ja, ja, qué gracioso. Tus comentarios para después, ahora límpiate, o te inventas algo para explicar tu “Pérdida de control” de hace un momento. – su sonrisa se desdibujo.

-Mira, sé que no lo debí hacer, pero no es lo que tú piensas.

-¿Ah no? Yo creo todo lo contrario ¿Sabes que es lo que pienso? Que tú sólo quieres molestarme, pero no puedes hacerlo cuando otro chico tiene los ojos en mí, o peor aún que yo tenga los ojos en él, y por eso me besaste, no soportas verme tranquila.

-¿Hablas en serio? ¿De verdad crees que eso es lo que pasa?

-¿Me equivoco? 

-Sí, lo haces.

AMORES QUE NO MUERENWhere stories live. Discover now