Fin de semana.

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Viernes! Ya tenemos todo listo para el fin de semana en la Villa, el desesperado de Marx ya me está atacando para que nos vayamos, para mi sorpresa trajo una niñera que nos acompañará, eso significa que toca bailar y eso, me gusta.

- Bajen, será mańana que nos vamos?- grita el desesperado desde abajo.

- Ya vamos, aguanta los pipis- esa es mi nueva frase a todo el que me esté atacando. Tengo que bajar con los bultos, el celular, Mia y todo en la mano, Dios mío, que desesperado es este hombre- ya llegamos idiota- digo de un mal humor, él se da cuenta y se ríe, me da un beso y luego uno a Mia que le besa la mano y se le lanza encima, nos ponemos los cinturones y emprendemos la marcha.

En el camino ponemos salsa, de todos los artista, espero que nuestra hija salga salsera como los padres. La niñera que trajo Marx es muy joven y no se ve nada mal, la miro a ella, que por cierto, mira a Marx con mucho coqueteo, y miro a Marx, él, que me conoce más que nadie, se da cuenta y comienza a reír, tanto que tiene que parar el carro porque le dió un ataque de risa, yo lo miro y le hago entender que no me parece nada gracioso.

Él termina con su ataque de risa y arrancamos nuevamente, yo me pongo a mirar por la ventana, estoy enojada, no es celosa por si acaso, es enojada, él pone su mano en mi muslo y comienza a acariciarlo, yo le doy un golpe en la mano indicándole que la quite, estoy furiosa: 1. Porque el no debió traerla a ella. 2. Por como descaradamente ella lo mira. 3. Por la burla que me ha plantado en mi misma cara.

- ¿Por qué miras a mi papi tanto? Él está comprometido con mi mami, ¿Te gusta?- Dios mío! A quien habrá salido esta niña de clara y precisa? No aguanto más y me exploto de la risa, la cara de la ''Zorra niñera'' y la de Marx es todo un poema, Mia, mi niña hermosa, te la votaste e hiciste justo lo que estaba a punto de hacer yo.

- Mia, pídele perdon a la niñera- dice un Marx muy enojado.

- Ella no tiene porque pedirle perdon, ha dicho la verdad- suelto yo para más sazón al asunto. Marx abre los ojos como dos platos, él debe de saber que tiene una hija y una mujer un poquito parecida al demonio, solo un poquito.

- Ana, no te metas donde no te llaman- me ha ofendido y no me quedaré con esa, ¿Está defendiendo a esa zorra?

- Pues yo me meto donde yo quiera, es a mi hija que estas reprendiendo, por si se te olvida. Además hemos dicho toda la verdad- hago una pausa y giró la cabeza hacia detrás enfocandome en la ''Zorra niñera''- a ver amiga, ¿Por qué usted mira a mi prometido de tal forma que una niña de cuatro años se ha dado cuenta?

- He...He..... Lo siento señora- se puso nerviosa, ¡Ay que mala somos! Asiento con la cabeza y sonrio, Marx es Moreno y esta rojo del enojo, pero eso a mi, ni me va, ni me viene!

Hacemos una parada para comer algo y Marx ni me dirige la palabra, el cree que me acudiré a el para pedirle dinero, que mal le va, siempre ando con efectivo por estas mismas situaciones. Mia come sus dulces y un jugo natural, yo solo compro un jugo, la niñera no quiso nada, pero yo, cordialmente voy y le brindo algo, ella, un poco tímida, lo acepta. Marx ni se ha dignado en salir del auto, Mia y yo vamos y orinamos y nos montamos nuevamente.

Hemos llegado a la Villa y Mia sale corriendo a la piscina, corro tras ella y logro alcanzarla, la agarro con fuerza para que no se tire. Entramos y dejamos todo el equipaje en las habitaciones, Mia dormirá con la niñera porque ya saben, luego despertamos a nuestra pobre niña en la noche.

- ¿Qué quieren comer tu y la niña?- Oh, el mudo abrió la boca.

- Por mi no te preocupes y ya sabes, Mia come lo que sea, mejor preocúpate por tu ''Zorra niñera''- me doy la vuelta y salgo de la habitación, escucho solamente un suspiro, eso es Marx, paciencia con tu futura esposa.

Prostituta a temprana edad. Where stories live. Discover now