Prostituta a temprana edad.

Un encuentro con Dios.

Me levanto temprano y bajo hasta su coche y coloco los forros de los asientos, me encanta como queda. Subo nuevamente y como era de esperarse, mi oso andante, sigue durmiendo. Me subo en la cama y con cuidado le pongo la cadena, que gracias a Dios y a mi paranoia la traje. Que bella le queda. Espero un rato más y lo despierto, si por él es, se nos pasa la hora del desayuno, lo levanto con un beso y lo mando a bañarse, nos ponemos los bikinis y bajamos a desayunar, donde las familias nos esperan.

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Nuestra luna de miel fue hacer un tour por el país, dejando huellas de nosotros en cada playa, ya saben a que huella me refiero, Mia se quedo con sus abuelos, los padres de Marx. Nos tomamos una semana para eso y ya estamos de vuelta, ansiosos por ver nuestra pequeña, llegamos a la casa de mis suegros e impacientes, esperamos a que llegue Mia.

- Papiiii, mamiiiii- grita nuestra bebe tirándose en mis brazos, yo la cargo por los aires mientras me la como a besos y a mordidas, cuanto la extrañaba. Marx la coge en sus brazos y Mia se derrite en ellos, me gusta que se amen tanto. Ive me dice que ella se portó muy bien y que todas sus tareas las ha hecho, yo le traje un regalo, un peluche como de su tamaño, la bebe de vuelve loca con eso y el corazón se me encoge de felicidad.

Pasamos a comer y nos vamos a casa, Marx me dijo que iba a sacar un apartamento para que nos mudemos juntos, como debe ser, pero mientras tanto, él se quedara en el mío, ya no quiero que vivamos lejos, estamos casados, no?

Es lunes y me toca trabajo, cuando llego, todas quieren saber como fue todo y yo, orgullosa, les cuento, ellas me escuchan emocionadas y diciéndome que quieren un hombre como él, pero les digo que yo lo encontré primero.

Son las 5 y ya me toca irme, Dios, que agotada estoy, hoy fueron más personas de lo normal, Marx me dice que me tiene una sorpresa y que me espera en el centro comercial, yo, cansada, me dirijo hacia allá.

- Hola nena, te ves cansada, ¿Trabajaste mucho hoy?- yo le doy un beso y asiento con la cabeza, tanto se nota mi cansancio? Que por cierto, me estoy cansando más de lo normal. Cada uno se monta en su auto y yo comienzo a seguirlo, veo que parqueamos en una calle muy reconocida y estamos frente a un local, que tramará este loco. Me pasa un antifaz y yo me lo coloco.

- ¡Sorpresa!- me quito el antifaz y mi cara se queda sin expresión alguna- este es el local de tu negocio amor, ¿Te gusta?

- Me encanta, ¡Wao Marx! Te has pasado- me tiro encima de él y lo beso, es un sitio muy grande y muy bien decorado, está pintado en blanco y negro y tiene todo lo necesario para un salón de belleza, aquí podremos trabajar Any y yo sin problemas, tiene todas sus mesas y sus lavamanos, espejos y en medio de ellos un cuadro gigante de mis dos artistas favoritos, Dios mío, me has dado más de lo que pedí.

- Este es tu regalo de bodas carińo, pero no se compara con el tuyo, me ha encantado esta cadenita.- y me abraza por detrás, posicionando sus manos en mi cintura, él sabe que amo esos abrazos. Seguimos observando y cuando se hizo de noche, buscamos a Mia donde papi Óscar y nos dirigimos a casa, hize algo simple para la cena, revise las tareas de Mia y después de bañarla, hize que se durmiera, para luego bańarme yo, esperar a Marx, orar juntos y dormirnos.

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Me he sentido muy mal en estos días, me duele mucho la cabeza, muchas náuseas y mucho sueno, palpitaciones en el corazón, a parte de que de nada me canso, no le he dicho nada a Marx, pero como buen observador que es, ya lo ha notado y ayer, discutimos por eso, hoy me estoy dirigiendo al medico con él, ¿Y si estoy embarazada? No creo, nos hemos cuidado bastante.

Luego de hacerme los análisis y esperar los resultados, como puedo, me paro para ir donde en doctor, estoy muy débil.

- Muy bien Ana, hay que ingresarla ya, tiene una fuerte anemia crónica y a su cuerpo le falta sangre, está muy grave de salud.- dice el doctor, yo me tenso, mierda, debí cuidarme más.