34- El amor es cruel

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*Narra Evelyn*

La luz de la tarde ilumina mis esfuerzos. Para despertarme ahora, debí dormir muy tarde leyendo libros. Ordeno los apuntes de hechizos y los escondo entre las hojas de los libros. No puedo dejar que descubran que estoy buscando maneras de contactar con el Consejo. Quiero actuar sola, sin involucrar a nadie más.

Las gemelas hablaron de rendirse y vivir aquí, felices y tranquilamente. ¿Cómo pueden pensar en eso siquiera? ¿Acaso no son conscientes de que están en continuo peligro debido al plan de exterminio de ignis?

—¡Evelyn, Evelyn! —me llama Zed.

Abre la perta y me giro hacia él.

—¿Y esas prisas?

—¡Mery quiere matarme!

—Qué exagerado, Zed. Mery puede tener una mala personalidad, pero ¿qué razón tendría para matarte? —le sonrío—. ¿A qué jugáis?

—¿Jugar? ¡Acabo de escapar de ella!

—¡Ah! Ya sé. ¿Al escondite? ¿O a corre-que-te-pillo?

—¡A corre-por-tu-vida! —dice muy alarmado.

Me levanto de la silla. No sé qué habrá hecho Mery para asustarlo tanto, pero hoy hay luna llena; ¿no debería ella ir al mundo de los lobos? Tomo a Zed de la mano y lo guío hasta el salón.

—Hablaré con ella. Quédate en casa con los abuelos, ¿puedes hacerlo, Zed? Bien. Yo iré al claro a ver qué ocurre. No dejes que los abuelos salgan.


*Narra Mery*

—¿Por qué no eliminas a Arturo? —pregunta el demonio que camina junto a mí—. No te ha traído más que problemas.

Un ángel aparece de la nada a mi otro lado y me empieza a molestar también.

—Hazlo, Mery —me anima el ángel—. Mereces ser feliz, has sufrido suficiente.

¿Son productos de mi imaginación? Mi mente no funciona bien debido a la Isla Vampírica, pero no sabía que era tan grave. ¿O son efectos secundarios del veneno que se derramó sobre mi brazo?

—Arturo solo tiene ojos para Evelyn.

—Eso, solo para Evelyn. No tiene ojos para ti.

—Solo para Evelyn. No para ti.

—Solo para...

—¡Silencio!

—Solo para Evelyn.

—No para ti.

—Que mueran juntos.

—Juntos hasta la muerte.

Me apoyo en un árbol y me llevo una mano a la cabeza. Me da vueltas y no dejo de sudar. Ya estoy cerca del claro, pero me cuesta oír más allá de mis propias alucinaciones. Presto atención. Los lobos no consiguen salir de la aldea y hoy hay luna llena. Algo los está encerrando en la aldea.

Veo a Arturo. Tenso la flecha de plata y apunto hacia él. Mi objetivo cambió de enamorarlo, a matarlo. Me tiembla la mano, no puedo hacerlo; soy lo suficiente egoísta para dejarlo vivo. Antes de bajar el arma, algo me empuja. La flecha sale cortando el aire y la distancia, directo hacia Arturo con precisión quirúrgica. Palidezco.

Me doy la vuelta para ver quién me ha empujado. Entre los árboles, el demonio y el ángel me sonríen. Han sido ellos.

Vuelvo a mirar a Arturo. Sigue en pie, tiene en sus manos la flecha. Lo ha cogido al vuelo.

—¿Mery? —se gira hacia mí.

No me atrevo a moverme. Arturo tira la flecha a mis pies.

Vuelvo a cargar el arco y camino hacia Arturo. El demonio y el ángel miran impacientes. Sus expresiones cambian cuando dejo el arma en manos de Arturo. Saben que van a morir conmigo.

—Si tengo que morir, quiero morir en tus manos.

—Lo tendré en cuenta —Arturo deja las cosas en el suelo—. Vamos, tenemos que buscar la salida para...

—Y luego quiero que me reduzcas a cenizas, así me aseguro de que nadie se lleva mi piel —digo volviendo a entregarle el arma—. Sé que cuestionas lo que estoy haciendo...

—Y tu salud mental. ¿Creías que la plata causa algo especial en los hombres lobo? Ese mito se lo inventaron los vampiros.

—Va a salir la luna llena, no me queda tiempo. Necesito que hagas lo que te he dicho.

—¿Cómo puedes hablar de matar tan a la ligera? Somos amigos, Mery.

—No lo entiendes...

Las pupilas de Arturo adelgazan hasta quedarse en una fina línea. Se dilatan y se vuelven a contraer. También siento la llamada de la luna, quiere que aullemos para ella.

Una figura se alza en lo alto del cielo, en medio del claro. ¿El hombre de las pociones? Su cuerpo se contrae y se quita la capucha. La reconozco enseguida, es Elisabeth. No debí pactar con ella. Ahora lo comprendo, ha venido a recuperar lo que ha perdido. Sobre su cabeza, veo a la luna brillar.


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La chica del cabello de fuegoWhere stories live. Discover now