62- Ellos

93.6K 6.7K 2.6K
                                    

*Narra Dack*

Estamos llegando a la escuela. El inmenso pedazo de tierra sobre la que se encuentra, se suspende delante de nosotros; un ciclo de agua decora la isla como un anillo antigravitatorio.

Jóvenes magos vuelan de un lado a otro sobre hojas, seguramente explorando la zona como nosotros. El ambiente es animado, parecen ansiosos por comenzar las clases. Aterrizo con cuidado para no llamar excesivamente la atención. Sin embargo, soy el único dragón presente; no necesito hacer ruido, he atraído miradas con mi presencia.

Escucho algunos comentarios acerca del príncipe Marshall cuando se baja de mí. Es popular entre las chicas; se encuentran a una considerable distancia, pero sé que el príncipe también ha escuchado sus comentarios. Está de buen humor, le gusta la atención.

-Iré a dar una vuelta, Dack. No hables con desconocidos -guiña un ojo.

Lo observo alejarse. Camina con seguridad, como si tuviera una meta en específico. ¿Adónde irá? La escuela no me produce especial curiosidad, esperaré aquí a que vuelva. Miro la construcción y me quedo pensando en porqué los dragones no asistirán a ella. Nunca me lo había preguntado antes, será que ningún dragón puede instruirse sentado tras un pupitre. He intentado agarrar lápices antes, pero simplemente me parece absurdo.

-Era Marshall, ¿verdad? -dice alguien, sacándome de mi ensimismamiento.

Me giro hacia el dueño de la voz y aparto mi cola de su visión. Se ha dirigido al príncipe Marshall como si fueran conocidos. Es un elfo, a lo mejor son amigos. Tiene el cabello azul y sus ojos brillan como si hubieran sido sustituido por estrellas. Retrocede un paso.

-Te he hecho una pregunta, dragón. ¿Estás sordo? ¿O, además de la cola, te han cortado la lengua?

Ha visto mi cola; no estuvo expuesto por mucho tiempo. Por su reacción, debe haberse sentido atacado por mi mirada; aún así, su respuesta ha sonado demasiado resentida para un primer encuentro. Será un elfo sensible.

-¿Admirando a mi compañero sin mi permiso? -suena la voz de Marshall detrás de él. Carga con una bolsa con olor a galletas para dragones.

El desconocido lo recibe con una mano en el bolsillo. Es un poco más alto que Marshall.

-Príncipe-Marshall-del-que-tanto-hablan, ¿tus hermanos no pudieron conseguirte un dragón decente?

-¿Conseguir? No sé de qué hablas -Marshall habla con tranquilidad-. Dack es un amigo. ¿Quién eres tú?

-Me llaman Eco. Supuse que no me reconocerías.

-¿Nos hemos visto antes?

-En la presentación de esgrima, Paseo a la Armonía.

-Paseo... Ya te recuerdo, así que eras tú -Marshall sonríe-. Nos sacaron al escenario para una demostración, ¡cuánto tiempo!

-No me jodas -escucho el chirriar de los dientes de Eco-. Juré hacerte pagar por lo que me hiciste.

Eco saca la mano de su bolsillo y corre hacia Marshall. Lucía serenidad, pero escondía su puño. Golpea la cara del príncipe y me pongo de pie. Marshall inmediatamente levanta la mano hacia mi dirección, indicándome que no intervenga.

Los hijos de Nieveterna no tienen la oportunidad de relacionarse con muchas personas, hasta que dejan su palacio. Imagino que es la primera vez que el príncipe Marshall se encuentra en una situación así, en donde le faltan el respeto y está rodeado de críos sin clase. No puedo evitar sentirme inquieto.

Marshall detiene el siguiente puñetazo de Eco y lo derriba con alguna llave. Ha creado un puñal de hielo y lo está presionando sobre el cuello de Eco.

-¡E-está prohibido llevar armas dentro de la escuela!

-Es un trozo de hielo, tranquilo -el príncipe le palmea la cara-. Recuerdo haberte paralizado así en el suelo durante la presentación y te measte encima. ¿Te referías a eso? Eco, Eco, Eco. Tienes huevos para enfrentarme completamente solo, pero podrías haber entrenado más.

Eco no contesta, tiene la cara roja y se esfuerza en respirar. El príncipe Marshall lo libera y hace desaparecer el puñal que había creado. Eco se levanta, fastidiado. Lo señala con el dedo índice.

-Tú espera. Veremos si vives a la altura de tu nombre, príncipe.

Se marcha abriéndose paso entre la multitud, ruborizado hasta las orejas. El círculo de gente que se ha formado queda expectante.

-¡Príncipe Marshall! -reacciona alguien súbitamente-. ¡Te amo!

Marshall trepa sobre mí y me pide llevarlo lejos. Sonrío para mis adentros y despliego las alas, sacándolo del lugar.


*Historia en construcción*



Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 22, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La chica del cabello de fuegoWhere stories live. Discover now