3- Un mundo nuevo

436K 28.5K 2.4K
                                    

*Narra Evelyn*

La curiosidad mató al gato, me advertía mi abuela cada vez que metía mis narices en sus pócimas mágicas. Murió sabiendo, contestaba yo con la nariz brillante.

Arturo ha saltado por la ventana. ¿Adónde va con tanta prisa? Está claro que esconde algo. Salgo tras Arturo y sigo sus pasos. Parece estar habituado a moverse por el bosque. Intento seguirle el ritmo, su cuerpo híbrido tiene una resistencia sobrehumana. Si sigue a esta velocidad durante mucho más tiempo, me desplomaré y no creo que me vuelva a levantar hasta dentro de un rato.

Arturo desacelera. Cuando adivino sus intenciones de parar, me escondo de modo que el viento sople hacia mí y no le llegue mi olor. Apuesto que revisará los alrededores. No sé si funcionará, ya que los hombres lobo tienen un olfato muy agudo. Con suerte, la pérdida de sangre actuará a mi favor. Escucho una serie de golpes huecos. Asomo la cabeza y veo a Arturo abriéndose camino frente a una cortina de plantas.

Silencio.

Me acerco con cuidado y miro tras la cortina de plantas. ¿Cómo ha cruzado esta pared de madera? Tiene aspecto de puerta, pero no tiene cerradura. La observo un rato, pensativa. Decido repetir la serie de golpes que recuerdo por su ritmo musical y compruebo, sintiéndome un genio, cómo la puerta se abre un poco. Sin embargo, sigue habiendo una pared oscura detrás... Tal vez no estaba cerrada con ninguna clave mágica, ¿la abrí por golpear en ella? Retrocedo un paso, agradeciendo estar sola ante tal vergüenza.

Afortunadamente, tengo la cara dura. Avanzo con intención de derribarla y entrar a la fuerza, ninguna puerta estaría ocultando una pared sin una buena razón. Para mi sorpresa, traspaso la pared como si fuera niebla y caigo al suelo. Tan pronto como levanto la vista, me quedo sin aliento.

Una variedad de verdes se extiende allá donde mire, tonos que ni sabía que existían. Verdes claros, verdes oscuros, verdes dulces y verdes ácidos, verdes que se quedaron bajo la lluvia demasiado tiempo y verdes que se tostaron al sol.

Pero sobre todo hay árboles. Son extraños e inmensos, deben haber evolucionado de espaldas a los demás árboles normales. O bien la naturaleza quiso retarse a sí misma y mostrar al mundo su creatividad.

Mire por donde mire, no hay flores. Me pregunto porqué será. Tal vez eran demasiado frágiles para nacer en este mundo de gigantes.

En este lugar, en el que siento la magia por todas las partes, es casi de noche también. A juzgar por su aspecto, se parece al lugar del que me habló mi abuela, el mundo de los lobos. Y seguramente se trate de él, ya que he llegado siguiendo a un licántropo.

Un poderoso mago creó este mundo a través de una puerta para retener a los hombres en las noches de luna llena, pues se convertían en monstruos y muchos no controlaban lo que hacían. El lugar los protegía de hacer daño a sus seres queridos y de sí mismos. Hasta la mañana siguiente, no era posible abandonar el lugar. Dicen que la puerta aparece en un lugar escondido cada noche de luna llena, donde únicamente los hombres lobo pueden encontrarlo... Se rumorea que el mismo mago era un hombre lobo.

Escucho aullidos y me estremezco. Unas enormes sombras se mueven por la pradera. Veo la luna, llena y brillante en lo alto del oscuro cielo. Me doy la vuelta con intención de salir, pero la puerta ha desaparecido. Respiro hondo. Si los lobos no me matan esta noche, lo hará mi abuela... Al menos, moriré sabiendo.

Me paso las manos por el cinto y sobre los bolsillos. Me alivia comprobar que, si mi vida corre peligro, llevo el cuchillo que uso para pelar manzanas.

—Moriré nutrida —comento con ironía.


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
La chica del cabello de fuegoWhere stories live. Discover now