Parte 2. Capítulo 5: Audífonos Chinos.

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Capítulo 5: Audífonos chinos.

Parte dos.

Danny me miraba más confundido de lo que Dylan u Fernand podrían haber estado, al parecer, los tres (además de Martha por supuesto) fueron los únicos que presenciaron la escenita que tuve con el estúpido chico de los audífonos.

Mi novio solo me abrazó, le correspondí al abrazo porque lo necesitaba, pero luego el profesor lo llamó, me dio un beso en la mejilla y se fue, volviendo a ver a sus espaldas, y dedicándole su linda mirada asesina a alguien quién ya me pude imaginar...

No sabía el porqué de mi esperanza del que tomó mi mano, hubiera sido Chad... Pero claro que no... Él no me buscaría, y seguro que ni quisiera quería volver a verme después de mi mal comportamiento.

Necesitaba irme, respirar aire "fresco" así que le invente al señor Villepin que me sentía mal del estómago. Aunque en parte era real por no haber almorzado y me moría de hambre, podía sentir como mi estómago se comía a sí mismo, literalmente.

Ese día no me tocaba ensayar, porque aparecería hasta la escena tres, la cual sería practicada mañana con otras dos más, por eso me dejó ir. De ahí no me correspondían otras clases hasta las cuatro de la tarde. Por lo tanto tenía tiempo suficiente para ir a comer algo.

No fui a la cafetería de la escuela. Necesitaba estar sola, me monté a mi auto y conduje hasta la plaza de restaurantes y bares. Como solo me quedaba hora y media, comí tres rebanadas de pizza y una soda de sabor uva. Cuando salí de la pizzería, lo noté, él me buscaba con la mirada angustiada en cada lugar desde el centro. Considere esconderme, pero sería demasiado infantil de mi parte, debía afrontar mis problemas y eso hice.

Cuando me dirigí a mi auto comiéndome los restos de la tercera rebanada de pizza, de inmediato divise su sombra a mis espaldas y cuando abría la puerta del conductor, él habló, su voz causo que la pizza anteriormente ingerida, se revolviera: - ¡Oh Maddie!, lo siento tanto, me porté como un patán... No debí... Lo siento tanto, yo... yo solo... estaba bromeando, no sabía que te lo tomarías a mal o te ofendería...

Decidí, que en esa situación, la exagerada era yo, y la que debía disculparse también, fui muy inmadura, y poco racional, por eso solo dije mientras metía el bolso al auto casi en un susurró: - Yo tengo la culpa... No debí portarme así... Lo siento...

Me mordí la lengua para no seguir hablando, pero él tomó mi mano y volteó para estar de frente, el contacto de nuestras manos fue como si una corriente eléctrica pasara entre nuestros dedos, tan repentino y demasiado extraño. ¿O eran alucinaciones mías?, asustada, aparté mi mano, la cual cambió de temperatura, antes estaba fría... Pero en el momento que la aparte, ya no, estaba cálida, a una temperatura normal.

Él me miraba con esa verde mirada indescifrable, ninguno de los dos habló por un buen rato, estábamos ahí... Viéndonos con desconfianza y algo más... Algo más se delataba en su manera de verme, sus ojos se tornaron de un tono más claro y brillante... Sabía que, esa mirada perdida en mí, era la misma que yo tenía al verlo a él...

No, no podía ser, ni en mis sueños más locos.

Él sonrió, esa dulce sonrisa combinada con la pena... fruncí el entrecejo confundida cuando el volvió a tomar mi mano, y habló rompiendo el silencio que nos consumía... Me consumía. Sentí un mundo en la garganta, no de lágrimas o tristeza, si no de miedo, aquel desconocido y muy guardado que acompañaba al desasosiego de todo esto. -Los dos tuvimos culpa, así que, ¿por qué no lo olvidamos?

El chico de los audífonos. [Borrador].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora