Capítulo 9: Mancha atractiva.

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Capítulo 9: Mancha atractiva.

Al entrar a la biblioteca varios chicos y chicas me quedaron viendo con una expresión de asombro, pero yo seguí mi camino mirando adelante ignorándolos, con una increíble seguridad que a veces podía llegar a ser intimidante, ¿Y por qué lo decía? Sencillo: Dos chicas estaban en media pasada de un pasillo y sin decirles nada se apartaron rápidamente para dejarme pasar, todos los chicos me quedaron viendo, unos babeando y otros con la boca abierta, excepto Chad Gedemer.

El chico de los audífonos era el único chico en toda la escuela que no me ha hablado de esa forma o quedado viendo como idiota embobado por mi "belleza", todos lo hacían, menos él, simplemente era esa mancha en mi record... una mancha muy atractiva que me traía loca.

En ese instante me acordé a una frase y lo mucho que me sentía identificada con ella: "Siempre queremos lo inalcanzable".

Él era esa persona colorida en mi vida gris, la mancha de verdad en mi mundo falso, y necesitaba que esa mancha se expandiera para rescatar a ese yo que estaba a punto de perder...

— Oye—Antes que pudiera llegar al pasillo donde estaba Chad leyendo un libro sentado en el suelo, una gran mano se posó en mi muñeca y arrastró a otro pasillo de libros arrinconándome en una esquina y posando otra mano en mi boca.

Si existía un premio para el mejor jodedor de momentos, Acher Oprile se llevaba veinte estatuillas. El mamut y muy atractivo capitán de futbol americano que le encantaba meterse en mi camino para todo y con esa sonrisa rompe corazones que conquistaba a todas las chicas de la escuela, menos a mí, me quitó del camino directo al chico de los audífonos.

— ¿Qué coños quieres, Oprile? —hablé odiosamente quitando su mano de mi boca.

— A ti, Madicita—dijo con una sonrisa típica de un engreído de ojos azules y cabello rubio cenizo.

— Estoy fuera de servicio, lo siento—repliqué con una dulzura fingida.

— Oh, no, la próxima reina del baile de otoño ya está bien solterita, siempre me has gustado Maddie, y ahora que Danny te dejó libre es el momento que seas mía—Se relamió los labios y sus oscuros ojos azules me observaron de una incómoda forma. Me zafé de su agarre y separé de él porque su cercanía me provocaba nauseas.

Estallé a carcajadas por lo que dijo. —No soy ningún puto juguete para que quieras apoderarte de mí, imbécil.

— Puede ser, pero de igual quiero dejar claras mis intenciones, cariño, ¿y sabes algo? Yo pagaré tu fianza cuando te multen por exceso de belleza, ¿te parece? Porque diablos, Maddie, andas muy guapa hoy—intentó tomar mi mano pero se la aparté, Acher era muy conocido por ser un gran idiota, además de un terrible mujeriego.

— Ahórrate tus baratos piropos que jamás en tu estúpida vida me fijaré en un imbécil de tu calibre—respondí fríamente con una gran sonrisa burlona.

— Mira, Adkins, debemos aclarar algo, yo siempre consigo lo que quiero y...—se calló por un momento y vio por detrás de mí— ¿Tú qué miras Gedemer?

— A un idiota con pocas habilidades para el ligue—respondió ligeramente Chad acercándose a mí.

— Vete por donde viniste, Gedemer—le advirtió Acher. Chad me vio a los ojos y posó su brazo en mis hombros acercándome más a él. Un pequeño rubor invadió mis mejillas, ¿de dónde tomó tanta confianza? De todas formas a mí me gustó que haya hecho eso... Y se sintió tan raro su cercanía que me puse nerviosa.

— ¿Y vos quién sos para darme ordenes? —lo retó el chico de los audífonos.

— El que te partirá esa estúpida bocota si no te callas—Se acercó más a nosotros y yo di un paso adelante quedando en medio de los dos.

El chico de los audífonos. [Borrador].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora