El chico de los audífonos. [Borrador].

Capítulo 37: El tiempo pasa tan rápido...

Capítulo 37: El tiempo pasa tan rápido...

Lottie.

Charlotte.

La hermana mayor de Chad.

Nos vio semi desnudos y bajo el efecto de «dejándose llevar por el amor y la lujuria»—Pésima con los nombres, lo sé—, al entrar a la casita del árbol, que también era suya.

Mátenme.

—¡Lottie! —repitió Chad con la cara y cuello más rojos que un tomate. Supuse que yo debí estar peor, a lo que reaccioné, busqué mi sostén poniéndomelo a toda prisa, tardé más en encontrar mi blusa, me la encajé y volví a ver a la chica de espaldas en el umbral de la casa del árbol de mi novio.

Chad, al ponerse la camiseta se fue inmediatamente donde su hermana y la abrazó hasta levantarla del suelo, dio vueltas con ella sin soltarla, hasta yo pude sentir su grandísima emoción de ver a su hermana después de tanto tiempo.

—¡Chader! ¡Chader! ¡No sabes cuánto te extrañé pequeño idiota! ¡Oh! ¡Como has crecido! Ya me dejaste en estatura, ¿eh? ¡Y que guapo te has puesto! Ahora sí pareces mi hermano, ja, ja, ja. —Le dijo su hermana con una reluciente sonrisa.

Charlotte era la única de los hermanos de Chad que tenía los ojos azules de su padre, en vez de los verdes de su madre, aunque ella sacó—tal como Chloe—el cabello rubio de su mamá. Era una belleza rubia amable y hablantina cuando estaba en la escuela con nosotros, no era muy popular, pero tampoco asocial, siempre caminaba con una sonrisa y en ese instante que la vi, me pregunté si cambió algo o seguía siendo la misma Lottie que había conocido superficialmente en el pasado.

—¿A qué hora llegaste a la ciudad, al país, o más bien al continente? ¿¡Por qué no me avisaste antes!? ¡Yo te extrañé también, demonio mayor! ¡Hey! ¡Siempre he sido guapo! —Le contestó Chad, sorpresa y alegría combinadas en su expresivo rostro.

—Era una sorpresa, además, no he ido a casa, deseaba verte primero, solo a vos, y pensé que estarías aquí porque antes de irme te la pasabas acá a esta misma hora, todos los días, veinticuatro siete, ja, ¿Viste qué como siempre termino teniendo razón? ¡Y vaya que sorpresa me hallé! ¡Pero fue tan grande! ¿Tú con Maddie Adkins? Pensé que te volverías gay, ja, ja, ja, ¡Hola mi hermosa cuñada y salvadora de la heterosexualidad de mi hermanito bebito! Y no es que tenga algo contra los homosexuales, mi mejor amigo lo es y, ay, lo amo. Es una persona normal, aunque su novio esté buenote y me de envidia porque quiero uno así de mmm, ¿Por qué los chicos más guapos terminan siendo gay si no son mujeriegos? El caso es que yo pensé que mi hermano le echaba al otro bando porque nunca supe que tuvo alguna novia, además que ni siquiera en el tiempo que estuve afuera tuvo una, hasta ahora, hasta ti, Mad, ¡Oh! —Lo último lo dijo dirigiéndose a mí y abrazándome, le devolví el abrazo sonrojada y después agregó: —¡Tú también como has crecido! ¡Y en serio... Wow! Estás alucinante, ¿me das tu secreto para tener tan buen cuerpo y tan hermosa piel? Me alegra mucho que ya estés con mi hermano, quizás antes no éramos muy amigas, pero me caías bien, ¡ahora también! ¿Qué tal ha estado tus padres? Solo he hablado con Agatha cuando está con mamá, pero meh, ¿Tus hermanos? ¿El pequeño Jamie sigue comiendo lodo? ¿El gruñón de Scott sigue siendo gruñón? ¿Qué tal Dylan? ¿También se estiró cómo Chad ese adorable hijo de satanás?

—Sigues siendo la misma hablantina de siempre, hermanita, eh—comentó Chad riendo, ganándose un golpe en el hombro de parte de su hermana.

—¿Por dónde empezar? —comencé con una sonrisa sincera y tomando todas mis fuerzas para resistirme a reír—. Oh sí, ¡Bienvenida de vuelta! ¿Qué tal tus viajes? ¿Alucinantes? Me tenés que recomendar algunos lugares, ¿va?, y bueno, mis padres están bien, siempre de cariñosos y amantes de su trabajo, Scott sigue siendo gruñón, ja, ja, ja, y Jamie ya no come lodo (eso creo), y está en un internado... Dylan, oh, sí, ¡Deberías volver a hablar con él para que reviva ese flechazo que tuvo por vos a los diez años! Más ahora que estás más divina, tan guapa...