Capítulo 29: Reemplazando los recuerdos

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"Felicidades" "Será una niña" "¿cómo le pondrás?" "Que tenga el nombre de la abuela"

Rodeada y acorralada. Son palabras con las que puedo describir este momento, todo esta completamente hermoso, nunca espere este detalle, pero me siento ausente.
Estoy agradecida con mi familia y amigos por estar aquí compartiendo este momento conmigo, de verdad lo hago, pero no es lo mismo. Lo necesito. Trato de sonreír y ser amable. El mayordomo...Si, el mayordomo, un señor de quizás unos cuarenta años, buena postura y dientes perfectos, con su tono de voz italiano camina de un lado a otro ofreciendo bocadillos con nombres que son difíciles de pronunciar.

-¡Cuñada!

-¿Alycia?

-¡¿quién más eh?!- se acerca a mi y me da un gran abrazo. Sonrió me alegra tanto verla, me hace sentir más cerca de James.

-¿Cuándo has llegado? te vez muy bien.

-he llegado esta mañana. Directo al apartamento de James. Por cierto, la cama estaba tan desordenada. -dice con un tono pícaro. ¿qué? Mis mejillas me arden y puedo apostar que me he puesto como un tomate. -Por cierto, he visto a James en la terraza con cara de pocos amigos.

-oh algo me dice que hay problemas en el paraíso. - creo que mi expresión de desconcierto lo dice todo.

-gracias. -digo emocionada por saber que esta aquí y no en otra parte. Le doy un beso en la mejilla.

-¡oye nena tenemos mucho de que hablar eh!-grita a mis espaldas mientras me apresuro a la terraza que por cierto no se cual camino me lleva a ella, pero sigo mi instinto y subo unas escaleras que están en la habitación principal.

Subo el último escalón y ahí esta el con su mirada hacía el suelo. Mi corazón da un salto de alegría y a la vez decepción. Esta de espaldas así que le toma por sorpresa mi abrazo, lo abrazo fuertemente y aspiro de su olor que me calma. El sin decir nada sostiene mis brazos. Siento como cuerpo se relaja en un suspiro.

-Es hermosa esta vista. -digo para cortar el silencio, aunque es la realidad, puedo mirar los altos pinos brillando con los rayos de sol.

-¿Te gusta? -Mierda. Pregunta en ese tono que trae malos recuerdos a mi. Uno deprimido y angustiado. Se que se debe a lo que le dije en el auto y eso hace que sienta una punzada de dolor y culpa. Ese tema es una gran herida sellado con una curita.

-Me encanta...Todo gracias? Pero me asusté cuando no te vi a mi lado.

-creí que necesitabas tiempo con tu familia y amigos.

-Lo hago, lo necesito. Pero tu eres parte de ella.

El da la vuelta al escuchar mis palabras y sin previo aviso siento sus labios juntarse con los míos. Una sensación de confort y alivio me inunda, disfruto cada segundo de este beso que desearía que nunca termine, pero lo hace. Al separar nuestros labios aun con mis ojos cerrados puedo sentir un cosquilleo en ellos y me imagino sonriendo como tonta. ¡Dios mio! este hombre tiene el control completo en mi, su olor, su mirada, su forma de ser, cada fibra de su cuerpo me embriaga, adormece mis sentidos.

-Lindsay Elizabeth Monroe Mills, Te amo.-Dice en un susurro. POR LOS DIOSES, juro que quiero llevarlo a la cama en este instante. El deseo de hacerle el amor me invade y creo que lo ha notado por como me mira con sus ojos azules oscurecidos.

- no te escuche.-digo tratando de calmar mis hormonas.

-Te Amo.-Repite sonriente.

-¿que?-de repente mis pies dejan el suelo y me veo cargada.

-¡TE AMO, TE AMO, TE AMO!-grita a los cuatro vientos haciéndome reír a carcajadas.

-Yo también te amo mi amor.

Podría ser tú padreWhere stories live. Discover now