capítulo 34: Decisiones y preocupaciones

6.4K 250 24
                                    

Narra Lindsay

No tengo palabras para describir este momento, cientos de emociones salen a explorar y yo solo trato de mantenerme de pie de no caer a sus pies mientras mi cabeza se ve nublada por un torbellino que arrastra mis sentidos a otra dimensión. Lo estoy mirando, pero no lo creo.-Contesta Lindsay.-grito a mi mente tratando de salir del trance en que me encuentro. Puedo sentir las lágrimas deslizarse incontrolables por mis mejillas, pero ese sentimiento físico de asfixie en mi pecho, no es nada comparado con lo que siente mi alma que está explotada de felicidad. SI.SI.SI. Quiero gritar...pero tengo miedo.

-Dime algo... por favor.-sus palabras se sintieron como dagas en mi pecho. Su voz quebrada y su mirada triste e oscurecida son espectadores de este momento el cual debería ser el más feliz de mi vida.

-James...-logro por fin articular, pero las palabras vuelven a su escondite. El se pone de pie y mi piel se eriza con su mínimo contacto.

-Perdóname. No por pedirte que seas mi esposa, porque de eso no me arrepiento y nunca lo hare. Perdóname por forzarte a tomar esta decisión tan difícil. Aún tienes toda una larga vida por delante y no soy quién para arrebatarte del mundo y...solo hacerte mía.-La última frase le ha tomado toda su fuerza. Sus ojos me miran cristalinos y su sonrisa es tan débil. Casi rota.

Esto no es lo que quiero. No soporto verle así ni un segundo más. Le hago daño, lo puedo notar. Le estoy haciendo daño a esta relación. Reacciona antes de que sea demasiado tarde Lindsay, habla mi conciencia. Tengo miedo, pero no me puedo permitir arruinar esto. ¿qué me pasa? Amo a este hombre con cada parte de mi ser. Moriría por el. Me ha pedido matrimonio Dios mío.

Sin pensarlo dos veces me lanzo a el en un abrazo. El me envuelve y su respiración se hace cada vez más agitada.

-Perdóname tu a mi James. Eres mi vida ¿lo sabes? Siempre te voy a seguir y escoger a ti sobre todas las cosas. Solo tengo miedo. Eres el amor de mi vida, y me duele tanto amarte que a veces pienso que es un sueño poder tenerte a mi lado y ahora tu me pides que sea tu esposa y yo...Yo tengo miedo de que sea mentiras. Que despierte y que todo esto sea una farsa, porque me haces la mujer más feliz del mundo Edward. Yo te amo y siempre lo haré. - Termine de decir lo que siento en el fondo.

-oh mi amor. Somos reales. Esto que sentimos lo es. Nuestro amor lo es. Nunca te haría daño. Lo eres todo para mi y si tu me lo permites. Quiero que este amor sea hasta el final.-de sorpresa vuelve a arrodillarse y saca la cajita que ya había metido a su bolsillo con amplia decepción.

-¿Quisieras ser mi..

-SI.SI.SI.SI.-grito como una loca mirando como sus hoyuelos se hacen presentes con una gran sonrisa. El coloca el anillo más hermoso y brillante que mis ojos alguna vez hayan visto en el dedo anular de mi mano izquierda y yo suelto un chillido ahogado por las lágrimas para luego sentir sus labios explorar los míos en un beso tierno, pero a la vez desesperado por más.

-Eres mía nena y yo tuyo...todo tuyo.-Hace énfasis en la última palabra con un tono seductor, que de inmediato encendieron un placer carnal en mí. Pero sabía que esta noche, el sexo solo era una definición corta de lo que sentíamos. Me iba entregar a él en mente y alma.

A la mañana siguiente el dulce sonido de las olas y del café recién preparado, me reciben con un buenos días. Sonrió ante la relajante sensación. Estiro mi brazo en busca de mi calefacción personal, pero mi búsqueda es inválida. James no esta en la cama. Repaso la habitación con la mirada, pero no esta. Me pregunto si estará afuera, esta haciendo un frío considerable. Ya que estamos en la punta del invierno.

Me levanto con solo la camisa de botones de James y unas bragas, recordatorio de mi noche con él, el cual hace arder mis mejillas.
Al salir el aire frío golpea mi piel erizando de ella. Entonces lo miro de espaldas mirando hacía la nada en el mar. Me acerco y sin previo aviso lo abrazo y oculto mi cara en su espalda. Su delicioso olor inunda mi nariz. El da la vuelta y me da un corto beso.

Podría ser tú padreWhere stories live. Discover now