❛Chef❜ ☀️ [Rubén Doblas] // LENTA.

10; bofetadas e impotencia☀

Ella:

Llego exhausta al portal de mi casa, sobando con el dorso de la mano derecha mi ojo, sin quitarle un cuidado para no lastimar mi globo ocular, la izquierda se preocupa de abrir el cierre de mi mochila que está en frente mío, sin ser quitada del hombro y apoyada en mi rodilla flexionada y elevada levemente. Cojo las llaves de su interior, con ellas en mi mano doy paso hacer una pequeña revisión en busca de mi móvil.

Miró extrañada la escena de sólo ver el minúsculo bolso que ocupo en situaciones de emergencia caso m, la billetera, unas cuantas ligas para el cabello y uno que otro caramelo.

Las ruidosas llaves se estampan en mi frente junto a mi mano al percatarme que lo he olvidado en el departamento de mi jefe; Introduje las mencionadas en la cerradura, para girarlas y abrir la puerta. Veo a mi madre sentada en el sofá.

En mi vida he visto esa mirada de mi progenitora, o tal vez sí, cuando le confesé que no me interesaba en lo absoluto abogacía y que me inclinaba por la cocina.

―Bonita hora de llegar, ____.

Tengo nervios, esos ojos me están haciendo picadillos sin siquiera hacerlo. Pasando saliva con mi estado de ánimo a flor de piel respondo que tuve que ir a buscar mi paga con la persona que había contratado mis servicios. No pude seguir, puesto su mano en forma veloz y seca, se estrelló en mi mejilla. Tal fue la magnitud de su golpe, que involuntariamente se giró mi rostro.

―No lo entiendo... ―fue lo único que pude decir aún en shock, subo mi mano al lugar de impacto, cerré los ojos. Ardía como los mil demonios. La mujer que me dio la vida seguía ahí, ahora en frente de mi con una mirada de frialdad. Se asemejaba tanto o igual a la del señor Rubén.

―Así que por eso saliste de noche, a revolcarte con hombres para después conseguir dinero para tus gastos, ¿Piensas que no me entero de nada, eh jovencita? ¡Primero tú puta idea de ser "chef"! ¿Ahora qué? ¿Te diste cuenta que no te alcanzaba para vivir y te volviste prostituta?

Estoy ansiosa, rasco mi brazo y maldigo el no tener las uñas largas. Discutir con la grandísima Marina Aedo es una pérdida de tiempo excepcional, así que la pienso bien antes de abrir la boca.