❛Chef❜ ☀️ [Rubén Doblas] // LENTA.

32; corazones a fuego lento ☀️

Restaurante alemán, Freuden der Welt
Viernes 19 de junio, 2015
21:08 p.m.

Retumban los fríos ecos de unos altos tacones haciendo contacto con las tiernas maderas del recinto. Su cabello no desentona con su caminar, ambos son coordinados; al igual las raudas miradas que se posan en ella.

Aedo había cambiado en el periodo de 4 meses. La destitución de Doblas Cook's solo fue el inicio del termino de una tortuosa era de sometimiento por parte de sus pares. Porque apenas salió por aquellos portales, fue con el rumbo fijo a su casa. Ya ahí, arrojó las cartas a su madre y hermano apostando en ellas su estabilidad económica y comodidad. No dejaría que Marina le volviese a poner una mano encima y por parte de Santiago, jamás sería pisoteada nuevamente. Y si bien las cosas no se inclinaron hacia el lado de la castaña, ella se sintió más que ganadora al saber que no regresaría a esa casa por un largo tiempo.

Botó aquellas oxidadas cadenas que durante años, le habían pesado.

Perdiendo todo, ¿Qué miedo se podía sentir?

En respecto a los sentimientos, finiquitó hasta el más mínimo. O al menos así lo intentó, porque por ahí, al costado izquierdo de su pecho y en la boca de su estómago continuaban rodeando bacterias con el nombre de Rubén.

Asimismo, luego de coronar el segundo mes, decidió ignorar su existencia.

Doblas era la persona con la que más se había equivocado. De ser un teen idol cayó en un teen trash. Debido a esto, poco y nada que hacer.

El destino había echado las cartas mucho antes que ella y como buena perdedora, aceptó las consecuencias con la cabeza en alto.

Además, no todo eran espinas y malezas, oh claro que no. Los finales la mayoría de las veces vienen de la mano de nuevos comienzos y estos, son los que te dan las alas para comenzar a volar otra vez.

Es así como se hizo de nuevos viajes y horizontes.

Bruno la había acunado entre sus tantas cocinas y oficinas, y a pesar de que esto se lea como una fantasía sexual, jamás pasó de miradas, risas y halagos. Cada uno se complementaba de manera diferente. Y así les gustaba estar. Al inicio de ese largo camino que ya había transitado a duras penas, le costó más de una frustración el ganarse el respeto de sus compañeros. Nadie entendía como la ingresada había escalado tan rápido en tan poco tiempo. No obstante, Aedo comprendía la imagen que tenían de sus nuevos camaradas. Era sumamente extraño. Sin embargo, al primer comentario que alcanzó a escuchar, su lengua ardió en verdadero veneno. Porque sí, si las malas noticias volaban rápido, los rumores no se quedaban atrás: