19; de ascensos y revelaciones☀

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Miré el techo algo fastidiada ante la imagen de hace unas semanas, cuando él arrojó al tacho de la basura el té que le había preparado, más ante su confesión la pasada noche me relajé, pues entendí que le habían enseñado de esa forma

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Miré el techo algo fastidiada ante la imagen de hace unas semanas, cuando él arrojó al tacho de la basura el té que le había preparado, más ante su confesión la pasada noche me relajé, pues entendí que le habían enseñado de esa forma.

Yendo a la estantería donde se encontraban variedades de tés e infusiones comencé a buscar el bote con la tapa azul, Guillermo que estaba preparando las cremas para los cupcakes junto Alicia, me alcanzó el tarro. Y me pidió que me apresurara, pues los pedidos ya casi estaban listos los que había ordenado hace menos de diez minutos.

Tomé el medidor y recogí una mezquina porción de las hojas deshidratadas para depositarlas en el infusor de la tetera. A tres cuartos de agua hirviendo esperé que el líquido agarrara color para servirlo.

Mientras eso sucedía fui a la vitrina de pastelillos y demás para coger tres medialunas para el señor Doblas. Dejando las pinzas a un lados troté suave hasta el mesón para dejar el plato con las masas dulces en la bandeja; De inmediato acerqué la taza de vidrio y vertí el té.

Con bandeja en mano caminé a la puerta doble que conectaba la cocina con el gran comedor. Antes de salir, asomé la cabeza por una de las ventanillas circulares de los mismos portales para verificar que no viniera nadie y me botara los pedidos de ambos señores.

Respiré profundo y con calma y con buena postura me trasladé a la gran escalera, escalón por escalón subí, hasta que llegué a esa penumbra de pasillo. Bufé ofuscada, intenté abrí las cortinas de cada ventanal que me pillé hasta la oficina del señor Rogel.

Toqué dos veces y antes de la tercera escuché desde adentro un pase.

Girando el picaporte y con sumo cuidado ingresé al interior.

―Buenos días señor Rogel, le traigo lo que me ordenó. ―sonreí sacando el plato y la taza de café en su escritorio.

Éste alzó una ceja curioso.

― ¿Te le ha pedido algo Rubén, señorita Aedo?

―En teoría lo de siempre, aprovecho de pedirme el desayuno al mismo tiempo de querer comunicarme algo.

❛Chef❜ ☀️ [Rubén Doblas] // LENTA.Where stories live. Discover now