Tony

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Tony


Rachel salió corriendo. No estaba llorando pero estaba muy enojada. Danielle me mira y parpadea sin saber que decir.

—Tony, lamento que vieras eso. —Suena como una madre preocupada—. Es que, realmente me interesa Rachel.

Me levanto de la mesa y salgo también de ahí.

Rachel me insiste en que está bien, que antes actuaba como todos ellos y se aburrió de pretender. Que ella está bien sola. Y en parte, le creo.

Si a ellos realmente les interesara Rachel, no le preguntarían cada día si está bien o si no extraña lo que antes tenían todos ellos. Creo que es agobiante para ella. La tratan como una niña que no sabe que quiere, Rachel se enojó hoy como nunca. Siempre que hablan de cosas del pasado, algo cambia en ella. Pero ahora salió de la cafetería y huyó de Danielle.

Me siento mal pero no le tengo lastima, es que en cierta forma, la puedo entender.

Rachel estaba sentada en una de las escaleras para el segundo nivel, en donde está el laboratorio de química y el salón de computación.

Está negando mientras mira hacia el suelo.

—Hola. —Me siento a su lado.

Rachel es la única persona que no le molesta mi silencio. No le molesta que la mayor parte del tiempo solo mueva mi cabeza o mis manos. No le da vergüenza juntarse con el chico que no puede dejar de tartamudear cuando habla en clase.

Es por eso que estoy aquí.

Rachel suspira. —Lamento que vieras a esa tonta hablar como la madre teresa.

Me encojo de hombros.

Rachel me mira. — ¿Cómo saliste?

—Te seguí. —A los profesores no les importó, creo que ni me notaron.

Rachel hace algo que jamás había hecho. Algo que nadie había hecho conmigo, algo que no pensé que se sentiría así.

Ella coloca su cabeza en mi hombro y suspira.

Cuando la gente me toca, me tenso. No me gusta que me toquen y no me gustan los abrazos. Mamá no importa, es mi mamá pero cuando mis primos me ven y señalan mi falta de músculos, quiero cortarme el brazo. Cuando alguien ve mi nariz por mucho tiempo, quiero fundirla. No son inseguridades, es solo que no me gusta que la gente se fije en mí. No quiero que nadie me vea porque sé que me están juzgando.

Pero cuando Rachel deja su cabeza sobre mi hombro, se sienta como algo correcto. Ella jamás ha preguntado cosas personales y siempre va por ahí con la cabeza en alto. No le teme ni a los marginados ni a los populares. Dice lo que piensa. Es dura pero ahora, no tanto.

Siento que está cansada.

Soy testigo de cómo cada día, hay alguien que le pregunta sí está bien. Si extraña su vida de antes. Si extraña a sus amigos. Si está triste.

Todos los días.

No me importa que tenga su cabeza ahí, está bien. No soy bueno cuando hablo, me gustaría decirle algo pero no sé qué. No conozco nada de ella realmente. Ella jamás me ha contado la versión de lo que ocurrió en su cumpleaños. Ella quizás ya está harta de todo eso.

—Tony, ¿Quieres ser mi amigo? —Rachel me pregunta.

Eso me toma por sorpresa. Creo que en la vida, los amigos suceden. Solo los pequeños se presentan y preguntan si quieres ser su amigo.

— ¿Quieres que seamos amigos? —Le pregunto de vuelta—. No hablo mucho y... lo sabes, soy torpe.

Bufa. —Mira, piensa de esta forma. —Comenta—. Si tuviera el poder de eliminar a todos de esta escuela, lo haría pero te salvaría.

—Eso es perturbador.

Ríe. —Si fueras una galleta vencida, no te tiraría a la basura.

—Mejorando. —Rachel vuelve a reír.

Aleja su cabeza de mi hombro y me mira. Me obligo a verla a los ojos. —Tony, no esperes que te haga brazaletes de la amistad o que te llame para hablarte de chicos, yo no soy así. —Suspira—. Pero, yo...

Espero a que siga hablando pero se detiene.

Luego se levanta de un salto. —Tony Pherps, ¿Quieres ser mi amigo? —Se inclina como si fuera una propuesta de matrimonio.

Sonrío. —Si te digo que no, sería incómodo.

Ella hace una mueca. —Tremendamente incomodo, además, quebrarías mi hígado.

— ¿Hígado?

—Sí, iba a decir corazón pero no tengo. —Bromea—. Además, mi hígado es más... bonito, ¿Has visto un corazón humano? Es tan feo, casi tanto como Lenny.

Sonrío de nuevo. Cuando estoy con Rachel, es normal que sonría por todo lo que dice.

— ¿Quieres ser mi amigo, Tony?

Le muestro el puño. — ¿Por qué no?

Ella choca su puño. —Me haces la chica más feliz del mundo, prometo jamás romper nuestro lindo lazo de amistad a menos que me haga millonaria y famosa y tú le digas a la prensa que en realidad, soy mitad pez cuando estoy cerca del agua... en ese caso, nuestra amistad se va al bote de basura.

— ¿Eres mitad pez?

Se vuelve a sentar a mi lado. —Solo cuando estoy cerca del agua, Tony. Dios, si quieres ser mi amigo tienes que poner atención a esos detalles. Son importantes.

— ¿Qué tan importantes?

Ella niega con un gesto de decepción. —Tan importantes, imagina que estamos en la playa y uno de mis admiradores quiere una foto conmigo pero tú no me avisas que de pronto, me estoy convirtiendo en un pez, ¿Cómo crees que eso me haría lucir? Arruinaría mi vida, Tony.

Sonrío. —Entonces, eres sirena.

Rueda los ojos. —Las sirenas están sobrevaloradas, son chicas aburridas. Los peces somos mejores, además no tengo cola de pez, mis ojos se cambian y me salen escamas.

Niego sonriendo.

—Ya te acostumbraras de mis locuras.

Sigo sonriendo.

Tengo una amiga.


Hola!!! Gracias por leer, me encantaría saber sus opiniones y comentarios y así poder actualizar más rapido. Los quiero :D 

Rachel, Tony & TerryWhere stories live. Discover now