Tony

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Tony

Rachel me dijo que lo lamentaba, que lamentaba no hablarme. Yo lo tomé y no me importó. Últimamente he visto a Rachel muy diferente. Sonríe más con las personas que no le agradan. Va por ahí saludando a todos y hablando de lo lindo que es el día.

Ella me invitó a una fiesta de cumpleaños que hará hoy. No esperó a que le contestara, solo se fue flotando con una sonrisa alegre. No era una gran cosa, solo sus "amigos" cercanos. Es por eso que no podía ir. Ellos no se llevan bien conmigo y aun no entiendo cómo pudo invitarlos. Después de quejarse por casi tres meses.

La cosa es que Terry no dejaba de ladrarme para que me levantara. Lo hice, estaba cansado porque había salido a correr. Esta vez no vi a Rachel, supongo que estaba ocupada con su fiesta de cumpleaños.

Él me ladra y corre. Yo trato de alcanzarlo y una vez más, Terry me lleva frente a la casa de Rachel. Lo miro y niego. —Ella no está ahí, pero sí es su cumpleaños.

Terry ladra y se para con las patas abiertas, como si fuera a saltar sobre mí. Ruedo los ojos y camino a la puerta de Rachel. Es como la una de la tarde, ella dijo que tendría que estar ahí a las doce. Incluso su madre iba a llegar, pero trabaja medio día así que Rachel iría por su cuenta.

Terry se paró frente a la puerta para que llamara a ella. Suspiro y lo hago, solo para demostrarle que no hay nadie.

Terry se tira al suelo y olfatea debajo de la puerta emocionado. Da unos pequeños ladridos y la puerta finalmente se abre.

Rachel tiene ojeras. Lleva un vestido rosa pastel con encaje en las mangas. Su cabello está en dos coletas de lado, en la mano lleva una botella de algo amarillo.

—Tony. —Me mira, se ve cansada. Lo ojos están hinchados y rojos.

Rachel parece que estaba llorando. — ¿Estás tomando?

Bufa. —No. —Me toma de la mano y deja pasar a Terry—. Ven conmigo.

Ella ha tomado algo porque suena diferente. Sube las escaleras y ríe, me lleva hasta la terraza de su casa y se sienta en una silla de plástico. Tiene varias botellas ordenadas como pinos del boliche. Rachel toma la botella de sus manos y la tira con fuerza al suelo. Ella ríe y ahora sí me asusta. Incluso Terry se hace para atrás.

— ¿Estas bien?

Toma otra botella. —Toma una Tony, tírala con fuerza. —Le da un trago a una más pequeña que estaba abierta—. Bebamos y diviértete, es mi cumpleaños, hay que divertirnos.

Trato de acercarme pero ella lanza la botella contra una esquina.

—Rachel, detente.

Patea dos botellas con fuerza. — ¡No!

Terry comienza a chillar y créanme, yo también quiero hacerlo. —Por favor, ¿Qué te pasa?

Ella lanza una botella fuera de su casa y gracias a Dios, no le cae a nadie. — ¿Qué estoy haciendo? ¡Estoy celebrando mi cumpleaños! —Grita con enojo—. Eso es lo que todos han querido que haga.

—Tu fiesta... —Le recuerdo.

Ella suelta una carcajada. —Tony, no hay fiesta. —Patea otra botella—. Solo los quería lejos.

— ¿A mí también? —No sé de dónde vino eso.

Rachel rueda los ojos. —Tú en especial... sabes más de lo que deberías, no deberías si quiera estar aquí.

Rachel toma dos botellas en sus manos y las levanta, lista para tirarlas pero me apresuro a ella y las detengo. Ella lucha para zafar sus brazos de mis manos pero no la dejo.

— ¡Tony!

—Rachel, tienes que calmarte.

Ella suelta las botellas desde arriba y caen a nuestros costados. Cierro los ojos y ella ríe. No puedo creer que está haciendo todo esto. ¿Qué le pasa?

Sigo escucho sus risas y abro los ojos, pero no está riendo. Está llorando. Se cubre la cara con las manos y se tira al suelo sin importarle los cristales ni el alcohol derramado. —Lo odio.

—Rachel, ven aquí.

La levanto con cuidado y ella me abraza cuando logro colocarla de píe.

— ¿Qué pasa?

Ella solloza. —Pasa que no puedo llorar frente a nadie, no puedo decirte lo que realmente pasó. Mi mamá está embarazada y ha olvidado a mi padre, pasa que le mentí a un montón de gente que tal vez si se preocupan por mí, que te he herido y que sigues aquí. —Me toma de los hombros—. ¿Por qué?

Porque creo que estoy enamorado de ti. —No sé.

Ella sigue llorando. — ¿Quieres saber de mí? Bien, toma esto Tony: Te he mentido. Incluso cuando te he dicho la verdad, lo he hecho.

— ¿Qué quieres decir?

Ella trata de respirar y cierra sus ojos. —Mi papá si está muerto, pero no solo él. —Estalla en más lágrimas—. También mi hermano, Rick.

Me quedo en silencio. Ahora no sé qué pensar o que decirle. La tomo de la mano y la saco de este lugar, bajamos y llegamos a su habitación. Ella jamás me había dejado entrar y ahora puedo entender porque. Tiene fotos con un chico más alto que la Rachel de las fotografías, ella luce mucho más joven y lleva el cabello rubio. Él también es rubio y su parecido es enorme.

Ella toma una almohada y se presiona contra ella mientras sigue llorando. Me siento a un lado y Terry se queda en la esquina, con los ojos temerosos. —Rachel, dime lo que quieras decirme.

Ella sorbe por su nariz. —Mi hermano... yo no, es que no puedo. —Sigue llorando y quiero que se detenga porque me duele verla así quiero que se detenga porque me gusta su sonrisa y me gusta cuando ríe.

—Rachel. —Levanto su cara—. Por favor, no llores.

Ella muerde sus labios. —Este es el único en día en donde puedo hacerlo, Tony. —Susurra.

Tomo su rostro entre mis manos y limpio sus lágrimas, hago su cabello hacia atrás y veo sus ojos tan azules como el fondo del mar. Un mar en donde ella ha ahogado tantos secretos.

—No me gusta que llores, Rachel.

Ella lanza la almohada a un lado y me abraza. —Hay muchas cosas que no he dicho jamás.

—Dímelas. —Le pido.

Rachel se presiona contra mi cuerpo cuando comienza a hablar.


Rachel, Tony & TerryWhere stories live. Discover now