Tony

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Tony

—Mi héroe. —Rachel me rodea con sus brazos cuando recordamos lo que pasó en clase.

No sé porque pero quería tanto defenderla, que lo hice. Por primera vez en mi vida, tomé valor y no me importó nada más. Recibí una llamada de atención, pero no me importó porque Rachel ya no lucia avergonzada, lucía mejor y eso es lo que quería.

Me volteo a verla y nuestros rostros están muy cerca que ambos dejamos de sonreír. Ella se separa de mi sube las escaleras conmigo.

Hoy mis padres no están así que quise pasar tiempo con Rachel. Después de todo eso que me dijo, quería encontrar algo para hacerla sonreír y como ella es tan curiosa, se me ocurrió mostrarle algunas de mis cosas antiguas.

Entramos a mi habitación y ella se deja caer en la cama. Me inclino y busco debajo de ella una caja, la tomo y sacudo un poco de polvo. Quito la cinta adhesiva y abro la caja. Rachel se sienta y me mira.

— ¿Qué hay ahí?

Sonrío. —Solo algo que quería mostrarte.

Tomo la caja y la coloco sobre mi cama. Ella la revisa sin pedirme permiso. Toma un diario viejo y lo abre. No es precisamente un diario de chicas. La mayoría son dibujos de cuando yo era pequeño.

Rachel pasa las páginas y señala un muñeco verde. — ¿Por qué está en casi todo tu cuaderno?

Me encojo de hombros. —Era mi amigo imaginario.

— ¿Tenias un amigo imaginario? —Sigue pasando las hojas.

—Sí, ¿Tu no? —Rachel niega y sigue viendo todo lo que dibujaba. Ella sonríe cuando ve unos patos con anteojos de sol y una ardilla con un gorro de navidad.

—Sabias dibujar.

—Aun sé dibujar. —Me defiendo.

Rachel deja el cuaderno a un lado y toma un pequeño mono de felpa. —Este es lindo, ¿Tiene nombre?

Asiento. —Sí, es Tomy.

Ella ríe. — ¿Tommy tu mono? Como, ¿Tony y Tommy? Vaya, sí que eres tan creativo.

Niego con un gesto de diversión. Ella es tan divertida.

Luego toma un libro. — ¿Y esto?

—Mi libro favorito cuando era pequeño. —Le explico—. Gracias a él pienso que la luna es la mejor cosa del universo.

Levanta un dedo. —Corrección, yo soy la mejor cosa del universo. —Lo abre y ve las fotografías de un chico de la luna—. Te gusta mucho todo lo de la noche, ¿Verdad?

—La noche es increíble, Rachel. —Afirmo—. Todo lo bueno ocurre ahí, las personas se vuelven honestas, te dicen lo que realmente quieren, hablan de sus secretos más profundos, la luna brilla aunque sea la noche más oscura de todas.

—Pero solo refleja la luz del sol. —Ella inclina su cabeza—. Bueno, eso me dijeron.

Tomo el libro de su mano y busco la página donde está lo que quiero enseñarle. —Mira esto.

Rachel lee en voz alta: —La luna puede que refleje al sol, pero así somos. Vivimos de reflejos, somos reflejos. No porque tengas una parte oscura significa que jamás brillarás, solo asegúrate de encontrar a alguien que te dé luz. Alguien que sea tu sol.

Ella sonríe.

— ¿Ves? —Le digo.

—Bueno, no parece literatura para niños, es como... muy poética y romántica. —Toca la página delicadamente con su dedo—. Pero creo que tiene razón.

Deja el libro a un lado y saca una hoja arrugada. La abre y lee: — ¿Razones por las que jamás tendré una cita? —Oh no—. ¿Tony, qué es esto?

Niego eufóricamente. —No, olvídalo, eso es mío.

Rachel sonríe traviesa y se levanta de la cama evitando que tome la hoja. —Espera... —Sigue leyendo—. Escrito por Tony Pherps, 2013.

Ella frunce el ceño. Me levanto para tratar de alcanzarla y evitar que lea eso pero ella se escabulle debajo de mí y se va a la otra esquina.

—Razón número uno, soy feo. —Rachel sube la mirada hacía mí y frunce el ceño—. Razón número dos, jamás seré tan inteligente como a las chicas listas le gustan. —Aprieta sus labios—. Razón número tres, tengo una horrible cicatriz que nadie quiere ver y nadie querrá ver. Eso no es atractivo. —Rachel lee, pero ya no sonríe ni parece divertida, solo frunce el ceño—. Razón número cuatro... ¿Tony que es esto? —De pronto levanta su cara a mí—. ¿La razón número cuatro es que "básicamente soy yo y nadie me querrá nunca"? ¿Qué diablos, Tony?

Me encojo de hombros. —Bueno, eso nadie lo tenía que leer. —Me acerco a ella y niega.

—Pero, aunque jamás nadie lo leyera, tú crees eso de ti, ¿No? ¿Realmente piensas así de ti?

Tomo una larga respiración. —Eso no importa, Rachel.

Ella niega. —Claro que importa, Tony. ¿No lo ves? ¿Realmente no te ves?

Ruedo los ojos y bufo. — ¿Qué tengo que ver, Rachel? ¿Este perdedor? Créeme, no tienes que sentir pena por mí, se bien quien soy, sé que jamás nadie querrá pasar tiempo conmigo porque yo no valgo la pena, la gente me asusta, tengo ataques que me mandan al hospital, soy un perdedor.

Rachel arruga la hoja y la tira con fuerza a un lado. — ¿Nadie? ¿Y yo qué?

Me acerco a ella pero me empuja. —Rachel, sabes a lo que me refiero. Conocerte fue algo maravilloso pero jamás seré popular, jamás seré el primero de nada, la gente no me busca... mis padres están decepcionados de mí.

Ella niega. —Dios, Tony, te han metido tanta mierda en la cabeza que no puedes ver quién eres de verdad. —Ella golpea mi pecho—. Porque eres una gran persona. —Vuelve a golpear—. Y rescatas perros aunque uno te haya mordido cuando eras pequeño. —Otro golpe—. Y... y... tienes un gran corazón, y eres un gran amigo y quizás la gente no te busque, pero yo si lo hago y Terry, y Mani, y esas personas deberían importarte.

Niego bajando la cabeza.

—Y eso que eres feo, ¿Quién te dijo eso? No eres feo, Tony... no creo que haya alguien feo en este mundo. Todos nacimos y crecimos y nuestros cuerpos se fueron formando de maneras diferentes, ¿Cómo pueden juzgar la manera en que fuimos creados? ¿Cómo pueden decir que un rostro es feo cuando es lo que somos? —Toca mi mejilla—. Y sea como sea, eres lindo. Eres adorable, tus ojos son dulces y yo creo que deberías dejar de pensar así porque eres tan... no sé, Tony. Eres tan tú y eso debería hacerte sentir orgulloso.

Dios, amo a esta chica.

Levanto mí mirada a ella, aun sintiendo su mano en mi mejilla. —Me equivoqué, la luna no es lo mejor del universo.

Rachel parpadea un par de veces.

—Tú lo eres.

Tomo su rostro entre mis manos y me acerco tanto que nuestras narices se tocan.

—Rachel, ¿Recuerda lo que leíste de la luna y el sol en el libro?

Ella asiente, con su respiración más rápida.

—Tú eres mi sol, Rachel. 

Continuará...

Rachel, Tony & TerryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora