Rachel

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Rachel

Tony había regresado el jueves a la escuela. Tuve que ayudarlo con las tareas atrasadas y las anotaciones.

Fue raro lo que pasó el miércoles en la noche. Él y yo nos quedamos en el suelo de su habitación por mucho tiempo, finalmente me escabullí de su ventana y él se fue a dormir.

Desde esa noche lo miraba diferente y él también me trataba diferente. Ahora ya no había silencios incomodos en ningún momento y siempre teníamos algo de qué hablar. Claro, ni yo mencioné lo de su ataque, ni él lo que le dije de mis padres.

Pero creo que así funciona nuestra amistad.

Tony camina conmigo a la salida. Normalmente su madre pasa por él pero hoy no. En cambio, yo, tengo que caminar.

— ¿Recuerdas cuando dijiste que me querías? —Pregunta.

—Nop, creo que jamás dije tal cosa.

Tony sonríe. — ¿Qué tanto me quieres?

Me detengo. — ¿Qué buscas, Perla?

Suspira. —Mira, mis padres quieren que vaya a un grupo de jóvenes y todo eso.

Río. — ¿Qué? ¿Cómo de la iglesia?

Niega. —Es de chicos que buscan "socializar" —Hace su cabello hacia atrás—. Mis padres quieren que haga más amigos.

Llevo mi mano hasta mi corazón. —No soy suficiente, ¿Eh?

Sonríe. —No para ellos.

—Buu. —Me hago la herida—. Eso rompió mi corazón. Pero espera, ¿Por qué me interesa?

Rueda los ojos. —Porque quiero que vengas conmigo.

Suelto un "Ja". —Ni loco, no lo sueñes tampoco.

Tony me toma del brazo. —Rachel, necesito que vengas conmigo. —Creo que el embustero de Tony está haciendo un puchero—. Sé que contigo hablo pero eso es porque me agradas, los desconocidos no me agradan.

—A mi menos. —Tomo su mano y la alejo de mi brazo—. Además, he estado ahí. Es aburrido.

Tony frunce el ceño. — ¿Hablas enserio? ¿Por qué?

Mierda. —Ah, yo... solía ir cuando era más joven.

Asiente. —Bueno, solo acompáñame. ¿No quieres ver cómo me atraganto con mis propias palabras?

—Tentador. —Terry nos encuentra en el camino. Creo que ya nos olfatea desde lejos—. Pero no sé si es una buena idea, tengo que revisar mi agenda. —Tomo una agenda imaginaria y muevo las manos como si estuviera cambiando de hojas—. Oh, lo siento. Tengo que pasar tiempo con un chico llamado Tony, ¿Lo conoces? Suele regalarme comida y esas cosas.

Tony vuelve a tomarme del brazo. —Rachel, por favor.

Le lanzo cuchillos con mi mirada. —Te odio. 


***

De alguna forma, Tony me logró convencer.

Estaban todos sentados en un círculo y un hombre como de cuarenta años con cabello rubio falso dirigía al grupo. Digamos que es raro ver como un grupo de adolescentes con la cara hacia abajo se quedan en silencio.

El hombre habla: —Bien, me alegra verlos aquí. —Aplaude—. Vamos a presentarnos.

Señala a una chica pelirroja. — ¿Cómo te llamas, amiga? —Amiga.

Rachel, Tony & TerryWhere stories live. Discover now