20-21

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El patio tenía naranjos, un precioso pozo de hierro forjado en el centro, y varias mesas con sillas, también de hierro forjado. El aire olía a azahar. Se sentaron en un rincón, cerca de la puerta.

—Y ahora, ¿quiere contarme qué es lo que le ocurre? —le preguntó el hombre con amabilidad—. Le vendría bien desahogarse.

Lali sacudió la cabeza.

—Me tomará usted por una loca.

—No lo creo.

Lali vaciló.

—¿No será un reportero, o algo así?

La sonrisa que asomó a los labios del hombre le indicó que la sola idea se le antojaba ridícula.

—No, soy del personal de seguridad. ¿En quién mejor podría confiar?

Lali exhaló aliviada.

—La verdad es... la verdad es que sí he visto un fantasma.

El hombre no se burló de ella, sino que la instó a seguir hablando.

—Era... era una mujer joven —continuó Lali, en el mismo tono balbuceante—. Daba un poco de miedo porque era como... traslúcida, y flotaba unos centímetros por encima del suelo, pero no resultaba amenazante. Y me dio... me dio un mensaje.

El hombre se inclinó hacia ella.

—¿Un mensaje?

Animada por su interés, Lali le repitió lo que la mujer le había dicho y el aspecto que tenía.

—Es la segunda vez que la veo —le confesó—. La primera fue en la distancia, bajo un roble, en las afueras de Crofthaven.

—La señorita Carlisle —dijo el hombre, sin un atisbo de duda.

Heather lo miró sorprendida.

—¿La conoce?

—No exactamente —respondió él con una media sonrisa—, pero esa mujer podría ser la misma que se me apareció a mí hace unos días, preguntándome por dónde se iba a Crofthaven. Yo estaba a varios kilómetros de allí, y aunque me pareció un tanto extraña, le señalé la dirección en la que estaba la mansión, y me pareció que murmuraba algo, pero no la entendí. Luego se desvaneció.

Parecía que no le estaba tomando el pelo, así que Lali le pidió que se la describiera, y se estremeció cuando los detalles que le dio coincidieron en todo, incluido aquel relicario de oro que llevaba colgado del cuello el espectro.

En ese momento la puerta se abrió, y los dos dieron un respingo, pero quien cruzó el umbral no era un fantasma, sino una joven de rasgos orientales. En la penumbra no pareció verlos, y se sentó en una de las mesitas del fondo, a su izquierda.

Sólo instantes después la puerta se abría de nuevo, y salía al patio el mismísimo anfitrión de la fiesta, Abraham Lanzani. Aunque ni Peter ni ningún otro miembro de la familia se lo había presentado, Lali lo había visto demasiadas veces en la televisión y en la prensa como para no reconocerlo de inmediato.

Se quedó un instante parado, y al ver a la joven se dirigió derecho hacia ella.

—Disculpe que la moleste —le dijo—. Llevo toda la noche observándola, y cuando la he visto salir aquí, la he seguido para poder hablar con usted en privado. Verá, probablemente sólo esté equivocado, pero es que me recuerda muchísimo a una persona que conocí hace ya muchos años.

Lali giró el rostro hacia Michael para decirle que quizá deberían marcharse, pero sus ojos estaban fijos en la bella desconocida oriental.

—El nombre de esa persona... ¿era Lan Nguyen, por un casual? —le preguntó la joven, en un tono desafiante, poniéndose de pie y colocándose frente a él.

"NIÑERA" TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora