4# Malos recuerdos

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Adam:

Esta mañana me había levantado como una mierda.

No tenía ganas de hacer nada y el tiempo no ayudaba mucho.

Bajo las escaleras y me encuentro a Julia- Buenos días Adam, ¿cómo estás?- me dijo.

-No te puedo decir que esté de maravilla porque te mentiría- dije, como si yo fuera honesto, ¡ja! que irónico. Si toda mi vida ha sido una mentira.

-Vé a desayunar y sígueme a la sala.-Dice y yo asiento.

Me voy a tomar mi desayuno, veo a Carmen, la cocinera y la saludo con un beso en la mejilla.

Ella ha sido como una madre para mí.

-Te preparé tortitas de chocolate cariño, las que te gustan.

-¿Qué haría yo sin ti?- le digo sonriendo.

-Está claro que nada- y empezó a reír. Me recuerda a... Bueno a nadie.

De repente se me va el apetito.

-Adam ¿qué te pasa que estás pálido?- dice Carmen.

-Nada, dolor de barriga- le sonrío, pero no sé si se lo ha creído ya que me conoce muy bien.

-Te prepararé una taza de manzanilla- asiento y salgo de la cocina y me dirijo al comedor.

-Me encuentro a Julia viendo la tele- ¿Querías algo?- le pregunto

-Sí, espera- pone en pausa la película y me mira- verás, ya sé que hoy es sábado y es tu día libre, pero Alfredo no puede venir, y te pido si puedes ocupar su lugar esta noche, nos vamos a un restaurante a cenar con mis hermanos.- Dijo mirándome suplicante.

Sí, así es, yo trabajo para los González. Soy de su confianza y trabajo como seguridad. Ésta familia esta constituida por el señor Pedro de 53 años, su mujer Julia de 48 y su único hijo mimado y pijo, David de 18 años.

Hoy era mi día libre y se ve que no podré hacer mis planes ésta noche.

-De acuerdo- digo fastidiado.

-Te pagaremos el doble este mes. Estate preparado a las ocho.- Dice y vuelve a darle play a la película.

Salgo del comedor, lo único bueno es que me pagan el doble.

Me encuentro a Carmen con una taza en las manos.- Toma, hijo- me dice.

-Gracias Carmen- cojo la taza y salgo al jardín, parece que va a llover.

Veo entrar a Pedro y le saludo- Buenos días Pedro- digo acercandome a él.

-Buenas Adam, supongo que Julia te habrá comentado lo de la cena- me dice yo asiento.

-Pues hasta luego, ya nos veremos- me dice y entra a la mansión.

Salgo de la mansión y me voy al gimnasio a distraerme un poco.

Entro y todas la chicas se me quedan mirando, lo malo es que hoy no estoy de humor para ligues.

-¡Que pasa Rayo!- me saluda un amigo.

Rayo, así es cómo me llaman por aquí.

-Aquí... no de buen humor- le digo vendando mis manos.

-Pobre saco al que golpees si lo rompes lo pagas, estoy harto de que lo rompas todo- dice pensativo.

-Apartate y no me enfades- digo irritado no sé lo que me pasa.

Él se va, sabe que si no lo hace me enfadaré y a nadie le gusta verme enfadado.

Mi Prohibición ©Where stories live. Discover now