16# Mala suerte

12K 671 26
                                    

Intento zafarme de su agarre, pero no puedo, él es mucho más fuerte que yo.

-No grites- me dice con la voz ronca y sexy, yo no acabo de pensar eso, para nada.

Me calmo un poco y asiento.
Quita su mano y me giro a mirarle. Tenía una sonrisa ladeada que le hacía parecer muy mono.
Espera... él está en MI habitación temporal y sin MI consentimiento.

De repente me acuerdo que él también está metido en esa mafia o organización o como se llame esa pandilla de delincuentes.
Miedo, sí, es lo que siento y mi labio inferior empieza a temblar.

Su sonrisa es substituida por una mueca, creo que mi reacción lo ha sorprendido, pero que hayamos pasado la tarde juntos no significa que somos amigos ni mucho menos.

-¿Qué haces aquí?- pronuncio al fin. Me mira y yo retrocedo dos pasos atrás. Tiene una mirada intimidante.

-Fuiste tú la quien me dijo que tenía que buscar mi chaqueta, y aquí estoy.- dice y se apoya en la puerta.

Trago saliva, es que yo soy tonta, ¿cómo se me pudo olvidar eso?

-No me acordaba- le digo avergonzada.

-Pues yo te lo recuerdo.- noto que su mirada recorre mi cuerpo, espera... ¡estoy semidesnuda delante de un secuestrador!

-¡Girate!- le digo apretando la toalla contra mi pecho y roja de la vergüenza. Él levanta una ceja y sonríe, espera ¿porqué sonríe? ¿he dicho algo gracioso?

-Cómo te las apañas para enseñarme tu cuerpo ¿eh?- dice y su sonrisa se agranda más, desgraciado.

-He dicho que te gires- le digo, me mira y cambia su expresión totalmente, se pone serio y frunce el ceño.
Da tres pasos hasta que se encuentra a centímetros de mí y agacha un poco la cabeza para quedar a mi altura.

-Y yo te digo que no me gusta que me den órdenes y menos una niñata como tú- su aliento huele a menta y tabaco.

¿Éste imbécil me acaba de llamar niñata?¿A mí?

Ahora me pongo roja, pero no de la vergüenza sino de rabia.

-¡Y yo te digo que estás en MI casa y en ella haces lo que YO te diga y si no quieres pues sales de aquí ahora!- le digo llena de ira, no sé cómo éste imbécil del cual sé su nombre, pero prefiero llamarle imbécil, me hace cambiar de humor en tan solo un minuto.

-No estoy aquí por gusto niñata- me dice con aires de superioridad. Le voy a contestar, pero alguien pica a la puerta.

Miro al imbécil que tengo delante con cara de horror y él me sonríe como si fuera normal que YO, Isabella Sánchez Colt estuviera en una habitación semidesnuda y con un hombre, ¡un hombre!

-Bella, la cena estará lista en cinco minutos baja a cenar- dice mamá y escucho algunos pasos alejarse.

Respiro hondo y me doy cuenta que tenía retenida la respiración.
Menos mal que no ha sido Rayan o el abuelo, porque ellos hubieran entrado sin permiso.

Temblando por el susto de hace unos segundos, cojo el pijama que estaba encima del escritorio y salgo corriendo hacia el baño para cambiarme.

Corro por el pasillo, pero como tengo tanta mala suerte me encuentro con papá saliendo de su habitación.

-¿Qué haces?- me mira confundido.

-Voy a cambiarme- le digo nerviosa y él lo nota. Mierda, soy muy expresiva.

-¿Y se puede saber porqué no te cambias en tu habitación?- mierda y más mierda ¿y ahora qué le digo?.

-Porque... emm... me olvidé algo en el baño- le digo y él frunce el ceño.

Mi Prohibición ©Where stories live. Discover now