13. EUROPA OCCIDENTAL vs ÁFRICA

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La carrera comenzó hacia el interior del cráter

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La carrera comenzó hacia el interior del cráter. Cientos de personas ascendieron la ladera para poder acceder y desde lo alto vieron la pelota abandonada en el centro del enorme agujero.

Sabían que meterse allí era un suicidio, sin ninguna escapatoria.

El escenario había sido elegido a conciencia, como si de un estadio se tratase, una arena, un coliseo donde lucharán los mejores gladiadores del mundo.

No había salida.

Fabrizzio, Jan, Lena y Adèle, observaban, quietos, desde la retaguardia, sin ninguna estrategia, ningún plan que les visualizara la victoria.

Sólo un día para reponer fuerzas, pero no el suficiente para superar el duelo.

La pérdida de su capitán, había dejado sin alpha a la manada que ahora avanzaba descarriada.

Victoria estaba agachada frente a sus amigos, sin estado de ánimo, sin sentimientos en su mirada.

Su rostro había quedado inexpresivo, como la oscuridad que había adsorbido a su corazón.

No había palabras de consuelo.

No habían frases para ayudar a afrontar la pérdida.

No había motivación en el equipo.

Diego se lo llevó todo tras su muerte.


Al menos estaremos juntos en «tierra abandonada»—dijo Jan a Adèle para romper el silencio incómodo.

Ni aunque fueses el único hombre en la tierra—le dijo con una mirada fulminante.

Venga, mujer —dijo lanzando una piedra hacia el cráter donde estaban luchando los dos equipos por la pelota—. Alguna vez te darás cuenta del premio que te llevas.

Lena intercambió una mirada con Adèle enarcando una ceja, a modo de incredulidad.

Vamos—insistió en eliminar el silencio—, no me lo pongáis más apetecible. ¿Acaso os iréis juntas? ¿Me llevaréis con vosotras, verdad?

Ya quisieras tú —le espetó Lena intercambiando una sonrisa de complicidad con su amiga.

Dejadlo ya, chicos— advirtió Fabrizzio alertando cómo Victoria se alejaba incómoda del grupo, en dirección opuesta a la batalla.

Ellos la observaron con el alma en un puño.

Se puede venir también con nosotros— siguió Jan—. En «tierra abandonada» hay sitio para todos.

Victoria alzó la vista al horizonte, como si buscara a alguien en la inmensidad de aquel desierto.

Si existieran las palabras adecuadas para ayudar a alguien, ese era el momento de decirlas.

En su delicado corazón se habían grabado infinidad de molestias, desde perder a un ser querido frente a tus ojos hasta la sensación de fracaso al saber que ella debería haber eliminado a su asesina.

La misma sensación que tenerlo atravesado con una daga imposible de sacar.

Desvió la atención a su mano. Aún podía sentir el calor y la fuerza con la que estrechó la mano de Diego antes de verle morir.

Sus ojos estaban secos. Ya no quedaban lágrimas para llorar a su amigo. Y esa impotencia le producía más dolor, tanto como querer gritar y detener el corazón para frenar la agonía.

«No me han enseñado a matar».

Un pensamiento que le dañaba tanto como las heridas que había sufrido.

«No debes bajar nunca la guardia».

Los recuerdos rasgaban su mente como ya lo había sufrido su corazón.


Lejos del peligro advertido por los gritos provenientes del gran agujero de tierra, el grupo de amigos perdía toda la esperanza de ganar aquel evento, recibiendo el aviso de la ventaja del equipo africano en el marcador después de veintitrés minutos de inactividad.


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⚽DEAD BALL SPORT [Terminada]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora