⚽DEAD BALL SPORT [Terminada]✔

23. Resto del equipo

Los jugadores del equipo de Europa Occidental que habían decidido continuar con el torneo se reunieron nave, situada en un polígono, preparada para entrenar.

En aquel recinto sólo se podía contar un total de veintisiete jóvenes.

Era evidente la ausencia de esperanza en los rostros de aquellas personas.

Después de todo habían decidido enfrentarse a un ejército de más de cuatrocientas personas.

Más que una estrategia, creían necesitar un milagro.

Hubiese estado genial tener cerca alguien con palabras motivadoras para conseguir que las más de cien personas que habían decidido abandonar al equipo a las puertas de la final, cambiasen de opinión y lo dieran todo en el campo de batalla para conseguir ganar el torneo.

Pero esa persona no estaba entre ellos y ese sueño no se cumpliría.

Con los intercomunicadores conectados, intentaron elaborar un plan para enfrentarse al gigantesco enemigo.

Cris, un chico rubio venido del norte de Europa, se limitó a sugerir ideas posibles para el enfrentamiento que los demás votaban o rechazaban.

Fabrizzio estaba a su lado y también opinaba ante las sugerencias de su compañero.

Cris lucía una ancha sonrisa y contagiaba algo que no se respiraba en el ambiente. Parecía contento ante cualquier circunstancia, siempre optimista.

Más que obligar a sus compañeros a realizar una acción o tener una formación, les preguntaba cuál creían ellos que sería la mejor opción.

Jake, un chico de pelo castaño y ojos claros, quién parecía ser la mano derecha de Cris, hizo una gran presentación a sus compañeros sobre el lugar donde celebrarían la final, estudiando así el terreno, los obstáculos y el clima que tendrían, además de los factores que podrían serles de utilidad, como lugares para ocultarse o acorralar al enemigo.

Se trataba de una ciudad destruida, con todos sus edificios en ruinas y la vegetación invadiendo a sus anchas. El terreno era bastante amplio, con muchas carreteras donde poder correr y edificios donde ocultarse. También podrían pasarse la pelota desde los áticos de los edificios.

El grupo reducido escuchaba con mucha atención, albergando una mínima de esperanza de poder acabar el evento sin ser eliminados.

Si trabajaban juntos, quizás podrían sacarle ventaja al enemigo.

También sabían la estrategia del contrincante, de eliminar a todos los adversarios, por lo que se planteó la idea de equiparse con un buen armamento

- No debéis perdonar a nadie - sugería Cris a sus compañeros -. Vuestra vida es más importante que la de ellos. Y si no os gusta matar... ¡rompedles una pierna y que no puedan seguir jugando!

Victoria escuchaba esas palabras como si el mensaje fuese dirigido a ella.

¿A caso la culpaban de lo que le ocurrió a Diego?

- Es muy importante conservar el número de jugadores de nuestro equipo.  además necesitamos reducir el suyo al máximo. Equilibrando la balanza tendremos más posibilidades de ganar - añadió su amigo Jake.

- ¿No sería mejor estar todos juntos? - preguntó Carol, una chica con una oscura larga melena -. En el primer evento nos fue bastante bien con esa estrategia.

- Los ratones son invisibles cuando van solos - intentó explicarle Jake -. Si van todos juntos es más fácil encontrarlos, cazarlos y exterminarlos.

Ella emitió un gesto de decepción a la vez que asentía al comprender la descripción que le hizo su compañero.

Siguieron planeando su actuación y el posible plan B o C en caso de ser acorralados o perseguidos por el enemigo.

Victoria, mientras tanto, observaba su smartwatch, dudando de si el remitente de esos mensajes se encontraba en esa pequeña multitud. Podría levantarse y preguntarlo en público, delante de todos. Así quizás podría saber el autor y comprender el porqué de sus palabras.

Pero en su cabeza seguía la idea de no confiar en nadie.

¿Debería hacerle caso? ¿Era bueno desconfiar en esa situación? ¿Por qué le decían eso a ella? ¿Habría recibido esos mensajes alguien más?

Eran tantas las preguntas que vagaban por su mente que no conseguía concentrarse en el plan que elaboraban sus compañeros.

Sólo esperaba conseguir la respuesta antes de que comenzase la final.

Y estaba a sólo un día para viajar al destino de su muerte.