45. Ciudadano americano

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Después de asumir las palabras que habían intercambiado durante la reunión, se apreciaba al equipo desmoronado

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Después de asumir las palabras que habían intercambiado durante la reunión, se apreciaba al equipo desmoronado. Algunos se acurrucaban en el suelo con la cabeza escondida entre sus piernas. Otros se volteaban fingiendo estar controlando el perímetro a la vez que ocultaban sus lágrimas. Y unos pocos planeaban un plan de huida para salir de allí.

Se encontraban alrededor del minuto noventa, la mitad del evento, y a pesar de la ventaja en el marcador no se sentían vencedores.

Si lo que habían hablado era cierto, la posesión del balón no significaba nada.

Jake cogió el esférico y se acercó a Matt. Se lo ofreció intercambiando una mirada punzante y después agarró el arma a Fabrizzio ante la atenta mirada de todos sus compañeros sin comprender las intenciones del chico.

Matt disimuló la sorpresa ante el cambio de variante.

Jake encañonó la cabeza al americano y dijo un par de frases con todo el inglés que sabía para que el enemigo le entendiese muy bien.

Di a tu equipo que retroceda —empujó la cabeza de Matt con el arma para que sintiese la amenaza—. Si antes de que tu smartwatch anuncie un punto en vuestro marcador tu equipo no ha retrocedido, te abro la cabeza.

El americano se mostró impasible con el esférico entre sus manos. Nunca lo había tenido tan cerca. Lo observaba sin emoción alguna.

Te quedan menos de diez minutos para dar la orden —siguió presionando.

Los compañeros europeos sintieron un poco de alivio al poder conseguir algo de tiempo. Si los más de cuatrocientos americanos, más el pelotón infiltrado que actua desde las sombras y todo aquel que estuviese involucrado en esa traición llegaban hasta ellos, no habría modo alguno de escapar.

Pero su vida no vale más que la de otro americano —advirtió un compañero al ver las lagunas del plan —. ¿Cómo vamos a saber si obedecen? Vendrán de igual modo.

Por eso le he dado la pelota — se explicó Jake —. Si el equipo entero cree que tiene la posesión y el control de todo el evento, se relajarán un poco y nos darán algo de tiempo.

El compañero pareció entenderlo y se calmó.

Ocho minutos. Tú decides cuanto tiempo vale tu vida— golpeó ligeramente con el arma en la nuca.

No dijo nada. Se mantenía firme a pesar de las circunstancias.

Al mismo tiempo que el reloj iba hacia atrás para el americano, el enemigo se iba acercando cada vez más a ellos.

Sabes que no vas a sumar ese punto al marcador — dijo Fabrizzio de cuclillas a su lado para intentar ponerle nervioso—. Disparará antes de que podáis sumar alguna ventaja.

Matt giró lentamente el rostro hasta conectar la mirada. En ella no había rastro alguno de temor. Al contrario, parecía estar divirtiéndose.

Fabrizzio se incorporó, llegando a la conclusión de que América del Norte era un continente despiadado, creando habitantes sin escrúpulos.

Diles que retrocedan ya — volvió a amenazar Jake con el arma.

Fue entonces cuando un pequeño impacto tras un leve silbido alertó al grupo. Nadie se explicaba qué era o de donde provenía ese extraño ruido.

Entonces una chica del grupo comenzó a gritar llevándose las manos a la boca.

Carol tenía las manos en el pecho. La sangre se expandía con gran velocidad y no daba crédito a lo que estaba sucediendo. ¿Le habían disparado? ¿Quién? ¿Dónde? Miró a sus compañeros a fin de comprender la situación y de darse por vencida al no poder contener la hemorragia. Cayó rendida ante los ojos de sus amigos.

Todos se alertaron y buscaron a su alrededor. Se sentían observados e inseguros. Había sido una mala idea salir al exterior.

¡Un francotirador! —gritó uno alarmado antes de recibir un impacto entre ceja y ceja y caer a plomo contra el suelo.

Acto seguido, los miembros del equipo buscaron un lugar seguro donde esconderse.

Al contrario que Fabrizzio y Jake que aguardaban la posición junto al americano. Fabrizzio se hizo rápidamente con una katana y colocó el filo acariciando el cuello de su compañero.

Nos has tendido una trampa — le acusó el italiano.

¿Qué estás diciendo? — preguntó sin dejar de apuntar a la cabeza de Matt.

Victoria, Lena y Adèle no comprendían nada de aquello y tampoco optaron por buscar un lugar seguro ante los disparos del enemigo. Primero querían respuestas.

Has reunido aquí a todo el equipo para que fuésemos una presa fácil y después has puesto en sus manos la pelota con la posibilidad de sumar puntos a su marcador.

Todas las miradas se centraron en Jake esperando saber cómo pretendía librarse de esa acusación.

No digas chorradas — fue lo único que articuló —. Estoy mirando por el bien del equipo.

Nos has traicionado. Te has cambiado de bando — espetó el italiano forzando el filo contra la piel de su compañero.

¿Por qué piensas eso? — preguntó Victoria cuando una imagen fugaz le pasó por la mente al recordar un mensaje en el que le advertían que no confiase en nadie.

Yo también he recibido ese mensaje — se explicó Fabrizzio.

Victoria le miró con los ojos como platos queriendo hacer más preguntas al respecto, pero el italiano se adelantó dando su explicación.

He recibido el mensaje en el que me harán ciudadano americano si elimino a mis compañeros de equipo — hizo un barrido con la mirada sobre todos sus amigos.

Con ello pretendía averiguar si alguien más lo había recibido y mantenido en secreto, siendo el italiano el primero en desvelarlo.

Pero Victoria seguía perpleja. Ella no había recibido ese mensaje sino otro diferente. ¿Qué estaba pasando allí?

Antes de pedir respuestas y confesar lo de su extraño mensaje privado, el suelo comenzó a temblar de manera repentina. La tierra se agitaba de imprevisto y de forma violenta.

Un terremoto.

Esta vez era difícil plantearse que el enemigo tenía algo que ver en aquella sacudida. De pronto, varios edificios se vinieron abajo al instante.

Victoria dio un giro de trescientos sesenta grados observando como uno a uno los edificios que rodeaban el parque se venían abajo.

El planeta estaba enfadado y mostraba su furia con aquellos que se burlaban de las leyes que hacían al ser humano.

Jake ni se inmutó, conteniendo una carcajada que demostraba cuanto se divertía al ver como sus enemigos se peleaban entre ellos a la vez que el planeta llegaba a sus últimas.

Todo estaba llegando a su fin.


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⚽DEAD BALL SPORT [Terminada]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora