25. Sin escapatoria

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Los smartwatchs anunciaron el comienzo de la esperadísima final del torneo.

Nadie movió ni un solo dedo.

El aire silbaba como si la ciudad estuviese desierta.

Matt sonreía a lo lejos y su quietud desconcertaba al equipo europeo que no sabía cómo actuar.

Fue al cabo de un buen rato cuando Cris se decidió avanzar cautelosamente hacia la pelota que yacía a unos veinte metros de su posición. Sus compañeros observaban atentamente sus pasos, como aquel que da un paseo por la ciudad.

Llegó hasta su destino, se agachó tranquilamente y agarró la pelota. Dirigió su mirada y comprobó como ningún enemigo había variado su posición.

Jan tamborileaba sus dedos sobre su pierna, nervioso, confundido por la serenidad del equipo adversario.

¿Por qué no luchaban por la posesión del balón?

En sus rostros felices estaba la respuesta. No pretendían hacerse con la pelota para conseguir puntos, sino que lucharían hasta exterminar al último del otro equipo.

Cris se quedó inmóvil en el centro del escenario, mirando a sus enemigos para comprender sus intenciones.

Después giró su rostro hacia sus compañeros y encogió los hombros en señal de incomprensión.

Luego volvió al grupo lentamente con la pelota en sus manos.

Ellos tampoco daban crédito a lo que veían sus ojos.

Esperaban a un enemigo que sacara sus garras desde el primer minuto y se las hiciera pasar como en un verdadero infierno.

Pero nadie se movió.

Victoria hizo un reconocimiento con la vista para comprobar la posición de todos sus enemigos. No había un lugar que quedara libre a su visión. Eran muchos y estaban por todas partes.

Estaba claro que no tenían ninguna escapatoria.

Y su juego infernal duraría tres horas.

En sus pícaras sonrisas se leía la motivación de perseguirles y darles muerte en aquella vieja ciudad.

- Seguimos según el plan - ordenó Jake a sus compañeros -. Lo más difícil ya lo hemos conseguido. La pelota es nuestra. Ahora sólo tenemos que mantenerla hasta el final y la victoria será nuestra.

Muchos asintieron levemente desconfiados.

- Hora de irse - añadió.

Poco a poco, los veintisiete jóvenes marcharon en la dirección opuesta buscando un lugar donde refugiarse, esconderse y tal vez sobrevivir.

Fabrizzio, Jan y Victoria fueron los últimos en seguirles.

- Vamos pequeña - dijo Fabrizzio a Victoria -. No se lo pongamos más fácil.

Ella tenía la mirada fija en los ojos de Matt, que no dejaba de mirarles desde que estaban allí.

Él agarró firme su arma y apuntó hacia ellos. Luego fingió realizar un disparo, imitando el sonido con sus labios.

Era una clara amenaza e iba para ella.

Jan la agarró del brazo y la llevó con él.

-¿Tantas ganas tienes de morir? - le preguntó de camino a un lugar seguro.

- Cuanto antes acabe todo esto mejor - le dijo con la voz firme y serena.

- Me gusta esa actitud, pero guarda tus ansias de muerte para el enemigo - le sugirió Fabrizzio.

Caminaron dejando atrás al enemigo.

Buscaron un lugar donde esconderse pero sabían que en aquel juego no había escapatoria.

- Vamos chicos - anunció Matt a sus compañeros -. Es hora de salir de caza.

Y comenzaron a moverse en lo que para ellos sería un juego de diversión buscando y dando muerte a todos los jugadores del equipo contrario.

⚽DEAD BALL SPORT [Terminada]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora