Capítulo 16: "Cinco putos minutos."

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— ¿Por qué no aceptas de una vez que estás enamorada de mi? - levanta sus cejas hacia mí.

— Claro que no me gustas.
— Estabas celosa de la pobre chica de los helados, y estuviste apunto de tirarle una esfera.

— Ella se me hacía sospechosa. 

— Ajá, estabas celosa, y porqué no lo estaríais soy perfecto.

— Volvió el arrogante. — ruedo los ojos.
— Sólo digo la verdad, ademas ya extrañabas esta faceta de mi.

La tarde cayó, el atardecer era hermoso. Las pocas familias que habían se empezaron a ir.

Kyle se empezó a sacar su camisa.
— ¿Qué haces?
— Está haciendo calor, ademas te...

— " Te encanta que esté así." — lo corté, ya me sabía su frase.
El rió, mostrando sus perfectos dientes blancos.

En un abrir y cerrar de ojos el cielo estaba anaranjado, ya no había nadie ademas de nosotros. Pensé que era hora de irnos, pero Kyle comenzó a sacar su pantalón ésta vez.

— ¿Que demonios haces? - traté de mirar a otro lado.
— Iré a nadar y tú irás conmigo. - me ofrece su mano.

— Claro que no.
Kyle sacó su ropa y la dejó a un lado, quedando solo con un boxer negro, no quería mirar, pero las malditas hormonas me mataban.

— Claro que sí, ahora saca tu ropa, o te lanzaré al mar con ella.
— No te atreverías.
— ¿Me estás retando?

Antes de que me diera cuenta, estaba siendo cargada por Kyle.
— Sabes que odio tu maldita super velocidad, ahora bájame. — le grito a su espalda, ya que es lo único que veo.

Caminaba hacía el mar, sabía que si era capas de lanzarme.
— Está bien. — grité. — bájame para que pueda quitarme mi ropa.

Me bajó. — Mira hacia otro lado. — riñé.
- Ay por favor,  yo elegí tu ropa interior esta mañana.

Punto para el señor arrogante.

Saqué mi ropa, sentía la mirada intensa de Kyle.

No seas tímida Rae, no eres fea, luce tu cuerpo.
Maldita y arrogante conciencia.

Me quedé de pie frente a él sin decir palabra, con la cabeza gacha por la vergüenza.

Sentí su mano en mi barbilla, y la subía para verlo a los ojos.
— ¿Vamos? — dijo entregandome su mano.
— Vamos. — le dí la mía.

Corrimos hasta la orilla.
Soltó mi mano y dijo. — A la cuenta de tres.
— Uno. — dije con miedo al agua.
— Dos...

— Tres. — dije, era ahora o nunca, corrí al agua.
Salí a la superficie y Kyle estaba a la orilla doblado de la risa.
— ¿Cómo está? — dijo entre risas.

— Cálida. — le grité apretando mis dientes.
— ¿En serio?

— ¡NO! está fría, maldito imbécil.
Él llegó a mi lado aún riendo.
— Podrías superarlo. — le dije haciendo mal modo.

— Claro que no, fue muy gracioso... oh maldición si está fría.
Reí ante la cara que hizo.

Su cabello seguía seco, así que torpemente le tiré agua.
Pero el con su venganza casi me ahoga.

— Lo siento. — se disculpo. Y me tomó entre sus brazos, estábamos tan cerca.
— Si, está bien. — se veía adorable y sexy así de mojado, sus ojos brillaban ante la poca luz.

Sus labios estaban abiertos y respiraba pesadamente. Y yo igual.

Sin darme cuenta nuestros rostros se acercaban, sus ojos estaban en mis labios, me iba a besar.

La Rosa Negra © #CA2020Where stories live. Discover now