Capítulo 38: "En sus brazos."

957 71 170
                                    

- ¡Kyle! - choco mi cuerpo contra el suyo. Nuestros cuerpos se amoldan a la perfección, como si hubiesen sido hechos el uno para el otro.

Su torso está desnudo y caliente, tan perfecto como una taza de café en un día lluvioso. Llevo mis manos a su cuello y él me levanta del suelo. Mis lágrimas bañan el hombro de Kyle. En la habitación sólo se escuchan nuestras respiraciones juntas y pesadas.

Me siento viva.
Me siento en casa.
En sus brazos estoy en mi hogar.

- Estás aquí. - murmuro en su oído con voz ahogada y el corazón latiendo a mil por hora.
- Jamás desearía estar en otro lugar.
- contesta y me apreta a sus brazos con más fuerza.

Se separa un poco de mi para mirarme a los ojos.

Con amor en sus ojos y dedos temblorosos limpia con suavidad las lágrimas que caen por mis mejillas.

Bajo sus hermosos ojos puedo notar unas enormes bolsas moradas. Sus pupilas están dilatadas y su bello rostro aún no recupera todo el color.

- No me abandonaste. - digo acariciando su rostro, sintiéndolo, como si él no estuviera aquí, siento como si esto fuera un sueño, uno hermoso, pero su cálida piel bajo mis dedos me dice que él está aquí conmigo y que está bien.
- No lo haría jamás. - acaricia mi cabello con suavidad.

- Siento arruinar el hermoso momento. - Sam se aclara la garganta junto a nosotros. - Pero yo también extrañé a mi mejor amigo. - Se aproxima a Kyle con sus brazos abiertos.

Me hago a un lado extrañando el calor de Kyle. Al ver como se abrazan Sam y Kyle, mi corazón da un vuelco y unas cuantas lágrimas más se deslizan por mis ya mojadas mejillas.

- Oh, hermano... - le murmura Kyle limpiando disimuladamente una lágrimas rebelde en su mejilla. - Me harás llorar y quedaré como un maldito marica frente a las chicas.

Se me escapa una sonrisa.
- Me alegra que estés bien. - le sonríe Sophie.

Kyle y Sam se separan y Kyle se pone a mi lado abrazándome por los hombros. - Demasiado con este puto sentimentalismo. - suelta Kyle con voz ronca. - ¿Donde está mi pizza?

- Iré a pedirla. - agrega Sophie y camina hasta la cocina, contoneándose en ese diminuto vestido negro que luce sus curvas a la perfección.

- La quiero con todo. - le grita a Sophie haciendo un cono con sus manos alrededor de su boca. - Y quiero una sólo para mi.

- ¿Y las palabras mágicas son? - le grita Sophie desde la cocina provocando un eco agudo por toda la casa.

- Por favor. - le contesta con una jodida sonrisa sexy en sus carnosos y besables labios.
Lo miro boquiabierta.
- ¿Le has dicho por favor? - lo pincho en el hombro juguetónamente.

- Oh vamos, no he comido en días, un maldito por favor no está pegado al cielo. - dice con voz ronca aproximándose a mi oído. Me estremezco. Su cercanía me afecta. Su olor masculino inunda mis fosas nasales.

Joder como lo extrañé. Y pensar que estuvo apunto de... no, no lo diré.

- Creo que me gusta este Kyle. - susurro con voz ahogada, mirándolo directo a sus ojos, bueno en realidad a sus labios.

Se aclara una garganta en la habitación pero nosotros ni nos inmutamos. - Emmm... yo... - es Sam, mi mejor amigo, el que se sonroja por todo. - Bueno, creo que yo... mejor voy a ayudar a Sophie. - y sale con paso rápido de la sala.

- A ti te gusta todo de mi. - habla una vez más en mi oído. Una corriente eléctrica me recorre todo el cuerpo. Cierro los ojos disfrutando el momento.
- El Kyle arrogante no. - miro sus agrietados y secos labios y estos me gritan que los bese y los devuelva a su estado.

La Rosa Negra © #CA2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora