♪Un triste cumpleaños para tí♪

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♪Un triste cumpleaños para tí♪

Los rayos del sol iluminaban notoriamente la habitación de la –Ya ni tan pequeña– Tessa.
Su mirada oscilaba en el techo lleno de estrellitas poco decorosas y, mal pintadas. «Quién sabe quién las habrá puesto ahí» pensaba ella sin despegar la vista de allí.

Ni siquiera había un ápice de emoción por su cumpleaños número 15 en su corazón. Tan solo vacío, por mas que rebuscáse un poco de ilusión, algo de repentina alegría por estar cumpliendo años, ella no lograba encontrar nada más que eso...Vacío.

—¡Ya! ¡Estoy harto! ¡Lárgate!— gritaba Collins desde el piso de abajo.

Tessa casi se vuelve a tapar la cara con la almohada para no escuchar, para no reparar en el hecho de sus deberes. De tener que despertarse e ir al colegio en un día como ése. No que le hiciera gracia cumplir años, pues, no era así, pero, debía haber algún privilegio para ella en ese día ¿No?.

—¡¡Mocosa!! ¡Baja ya!.

«Por lo visto no» bufó resignada. Estaba cansada de los gritos, de los regaños, de los insultos y peleas, quería irse de ahí cuánto antes.

Bajó las escaleras de dos en dos, con su mochila colgada de un hombro, mientras pasaba sus manos por su melena dorada, con la mirada fija al suelo.

—Aquí estoy.

Terminò por decir notando que Collins no reparaba en el hecho de su presencia, sentado a la mesa con otra nueva mujer.
Dado que, cada noche el hombre llevaba alguna tipa no se le hizo nada extraño.
Ésta tenía su mirada clavada en su comida, temerosa por lo que pudo deducir.

—Come.

Se limitó a mandar el ogro repugnante. La chica la miró de soslayo para luego, mirarla por completo; la escrutó de arriba a abajo y esbozó una sonrisa tenue.

—Voy tarde— murmuró Tessa despidiéndose con un ademán.

—¿La dejarás ir así?— preguntò la mujer con sorpresa mientras ella abría la puerta para salir.

—Por supuesto, si no quiere comer que no lo haga— rodó los ojos—Si quiere morirse—Se encogió de hombros—Me da igual.

La mujer le ofreció una extraña mueca a Collins mientras que Tessa se limitó a salir.




















Bajó del bus con prisa encaminándose a su aula de clases cuando vió de reojos a ese chico de nuevo acercándose a ella.
«Lo que me faltaba» se dijo para sí misma apresurando el paso.

A pesar de que podía sentir su acelerada respiración tras de ella, junto con su presencia nada preocupado por ser desapercibido, ella continuó caminando de prisa hacia su clase rogando porque él se resignáse después de haber sido ignorado tan abruptamente.

Pero, no.

Nunca era suficiente tratándose de él.

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