TESSA

Pensando lo que no es

Pensando lo que no es

Entre tanto que, la chica testaruda de melena dorada iba en busca de la verdad acerca de su pasado.
Roger no paraba de pensar en ella ni un segundo. Se había decidido por ir a buscarla a la casa, para ayudarla en lo que fuera aún cuando ella le negara esa posibilidad. No le importaba cuán molesta si pusiera, él la iba a acompañar de cualquier forma.
Pero, al llegar hasta allí no encontró ni el mínimo rastro de su presencia, cosa que le empezaba a preocupar.

—Disculpe señor— se dirigió a un vecino trabajando en el jardín de su casa—¿Ha visto por aquí a una chica hermosa, con ojos color miel y melena dorada?

—Risitos de oro— se burló el hombre de tercera edad.

Roger soltó improvervios por lo bajo y, se dispuso a volver al RogTes Park.

—Espera, si vi una— habló el señor nuevamente—Iba con una mochila, entraron por la parte trasera de esta casa pero, un rato despuēs se fueron en un auto pequeñ...

—Aguarde...dijo ¿Se fueron?— interrumpió él contrariado.

—Sí, la chica estaba acompañada por un joven.

Él miró al viejo esperando por más, pero, éste se detuvo en el intento por plantar algunas raíces en su jardín.

—Eh, ¿Sabe cómo era el joven? ¿Como se llama?—insistió Roger.

Él tipo se tomó lo que parecieron horas para contestar, hasta que finalmente se dignó a prestar sus conocimientos.

—Harry Newman, su padre es un jefe de policia muy conocido y un gran amigo, me visitó hace unos días y, hablamos de la guerra cua....

—sí, ya, comprendo. Gracias— interrumpió al instante, seguramente el señor lo había tomado por arrogante y, mal educado pero, en realidad no tenía tiempo para perderlo ahí hablando sobre la guerra.

Se metió las manos en los bolsillos y, avanzó por la calle sin saber exactamente a dónde ir.
¿Qué iba a hacer ahora? Las palabras de aquel viejo lo habían dejado en blanco, sin embargo, estas resonaban sin descanso en su mente desde el segundo en que las escuchó.

¿Como era posible que Tessa le haya hecho semejante cosa? Ella dijo que no necesitaba acompañante pero, se dejó acompañar por un total desconocido. ¿qué le pasaba?

Sin poder meditarlo, sus pies lo habían llevado de vuelta a la casita encantada como si se conocieran el camino de memoria.
Se encontró una vez más debatiéndose entre seguirla o dejarla ir.