Casita Encantada

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Casita Encantada

Ella tanteó el lugar una vez más sin dar crédito a lo que veían sus ojos.
Bufó molesta por sus lágrimas las cuales le empañaban la vista.

—¿Hiciste todo esto para mí?

—No precisamente.

Tessa lo miró alzando las cejas en sorpresa pues, Roger nunca le había hablado tan tajante.

—Roger...lo siento.

Él se girò hacia ella para ofrecerle una mirada pasiva pero, sin ninguna expresión.

—¿Roger?

Éste pasó por su lado dirigiéndose al sendero por el que ella antes había transitado para llegar ahí.

—Oye!

—Esto...sí, era para tí pero, eso ya no importa ¿No?— arqueó una ceja—Todo lo que veas allí dentro, lo creé cuando tenía ilusiones.

—Pero...

—Pero— interrumpió el alzando un dedo en su dirección—Te encargáste de volverme un simple mortal.

—¡Espera!— lo detuvo —No te vayas, por favor, yo...lo siento tanto, tenías razón, solo disculpame.

Él la miró con pesar, al parecer dandole algo de ventaja.

—Roger, lo lamento.

Ella lo abrazó al instante y, él hizo lo mismo por lo que entendió, el ya no estaba tan molesto.

—Te necesito.

Roger, la miró extrañado de que lo admitiése.

—¿Entramos?— instó él con una sonrisa aún un poco triste.

—Seguro.


Entraron a paso lento tomados de las manos, jamás se habían sentido tan vivos ni completos en toda sus vidas como ahora.

Roger sintió como Tessa se ponía algo nerviosa.

—¿Pasa algo?

Tessa se sintió al descubierto, ¿Como rayos lo hacía?

—Bueno, es que estamos tu y yo...solos aquí...y...

—¿Y...? Tessa no voy a hacerte nada que no quieras— rió divertido.

—Lo sé. Tienes razón.

Tessa respiró profundo y, continuó admirando todo la casita.
Parecía encantada, era de madera y, tenía ventanales hermosos que dejaban una vista espectacular por supuesto, su interior estaba totalmente amoblado como para que alguien se mudáse allí. Simplemente sentía esa casita como suya.

—¿Quieres estrenar la cama?— se burló Roger mientras ella miraba la cama embelesada.

La verdad era que ella tenia su vista puesta en un punto ciego, pensando.
Al escuchar su 'insinuación' se puso de mil colores.

—Es broma— rió musicalmente burlándose de su expresión.

Tessa soltó todo el aire contenido. Casi siente que se hunde el piso para tragársela.

—Aunque...no estaría mal— prosiguió Roger pero, dsta vez con gesto serio.

Ella lo miró con la boca abierta.

—Oye, ni creas que...

—Calma, calma estoy de chiste.












El resto de la tarde se la pasaron riendo y, haciendo chistes.
Tessa jamás se había sentido tan comprendida en toda su vida. Y Roger agradecía el cielo por la bendición de tenerla a su lado.



TESSAWhere stories live. Discover now