Déjate Querer

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Déjate Querer

Roger la miró un tiempo más y, ella sentía desvanecerse por su pesada mirada.

—No puedo creerlo— dijo desilusionado apartando su mirada hacia los árboles, tal vez rogándoles por un milagro que le ablandáse el corazón a Tessa.

Ella se volviò hacia la verja para marcharse, sintiendo unas terribles ganas de quedarse en ese lugar para siempre, y aunque no lo admitía, muy a sus adentros como única compañía lo escogería a él.
A él que se había tomado todo el tiempo para ella desde siempre, el único que de verdad la había acompañado incluso cuando supo ser la chica más testaruda y tajante del universo.
Pero, sus miedos siempre habían sido mucho más fuertes que sus ganas de surgir, de ser feliz, de confiar. Por eso se resignó a largarse de una vez por todas de sus ganas insoportables de quedarse.

—¡Eres una egoísta!— masculló Roger claramente molesto—Solo piensas en tí.

Tessa se detuvo abruptamente pero, no se giró.

—No es cierto— negó ella por lo bajo.

—¡Claro que sí!— exclamó él acercandose y haciendo que ella se diése la vuelta.

—No yo...

—Aceptalo— la interrumpió— Solo te interesa lo que pueda pasar contigo, no te importa todo el tiempo que te he dedicado. ¡Eres una egoísta!— bramó exasperado.

—Oye, ¡Yo no te pedí nada!— le gritó fatigada.

—¡Por supuesto que no! Porque además eres incapaz de aceptar que me necesitas, que necesitas compañía, solo te encierras en tu mundo y te da igual lo que pase a tu alrededor— soltó aire y, respiró profundo, ella intentó hablar pero, él la acalló—Sé que esa persona que aparentas ser te domina y te supera pero, no es lo que eres de verdad. Todo este tiempo te he conocido mejor de lo que crees y puedo asegurarte que lo mejor que te puede pasar es confiar, reir, amar— él se acercó un paso más—No tienes porqué estar sola más tiempo, déjate a querer—.

Tessa se alejó instintivamente, comprendiendo sus intenciones.

—¡No puedo!— gritó ofuscada—No sigas intentándolo Roger, no voy a confiar en nadie, tarde o temprano me lastimarán, no quiero!— lloriqueó mirándo a cualquier parte menos a él.

—¿Y qué estás sintiendo ahora Tessa? ¿A caso te causa gracia vivir asi?, tú misma te estas infringiendo dolor, entiéndelo ¡Por amor al cielo! Dices que no quieres que te lastimen pero, tú misma te haces daño—.

Tessa lo miró fijamente. Una parte de ella deseaba darle la razón, porque la tenía pero, sabía que no podía cometer ese error.
No importaba lo que le dijera, ella no pensaba ceder.

TESSAWhere stories live. Discover now