Capítulo 3

1.9K 240 49
                                    




KAYDEN

Me despierto de un sobresalto. Por unos segundos me siento aturdido, como si no supiera dónde estoy pero esa sensación desaparece cuando siento un brazo por encima de mi hombro que me aprieta con fuerza y es en ese entonces cuando lo comprendo todo. May me sujeta con fuerza contra su pecho, como si no me quisiera dejar ir. Estoy parcialmente sobre su cuerpo y a ella parece no molestarle ya que duerme profundamente. Levanto la cabeza un poco más con la intención de observarla mejor. Tiene el rostro relajado y los labios ligeramente entreabiertos. Me pierdo en esas pecas que me enloquecen, esas que salpican su pequeña nariz respingona para hacer su camino hasta los pómulos de sus mejillas. Dios, extrañé esto con todo mi ser.

Normalmente, nos tumbamos en el barranco la mayoría de los días pero nunca antes nos quedamos dormidos porque yo con mucho esfuerzo y dolor evitaba que esto sucediera. No puedo ser tan dependiente de ella, no puedo arrastrarla conmigo pero ver la manera en la que me abraza contra su pequeño cuerpo me vuelve completamente loco y mando la poca sensatez que me quedaba a la mierda.

Estoy muy mal malacostumbrado, no hace falta que nadie me lo diga, yo mismo lo sé. Pero fueron muchos años teniéndola a mí lado durante la inmensa mayoría de las noches. Recuerdo la primera de ellas, fue el mismo día que golpeé al imbécil de Morgan por hacerla llorar. Si, todavía le guardo rencor. Yo no la conocía de nada, era la primera vez que la veía pero ver que ese mequetrefe no se detenía a pesar de verla llorar tan desesperadamente me retorció las entrañas y no pude contenerme. Le di un puñetazo y me sentí jodidamente bien después de hacerlo y más aún cuando May me miró con esos enormes ojos castaños y sus largas pestañas agrupadas por culpa de las lágrimas. Ella no me miró como si yo fuera un monstruo, me miró con agradecimiento. Mi sorpresa fue cuando esa misma noche escuché un pequeño golpecito en la puerta, el golpe fue tan suave que si no fuera por el insomnio no me habría enterado. Al abrirla me había encontrado con una niña menuda con dos simpáticas trenzas que apenas rozaban sus hombros, un pijama de ositos lilac y un conejo con de enormes orejas colgando de su mano arrastrándose por el suelo.

No puedo evitar reírme al recordar cuál fue su justificación para haber llegado hasta mi habitación. May le tenía y le tiene miedo a la tormenta y esa noche estaba cayendo una de lo lindo. Tras el altercado con Morgan ella estaba absolutamente convencida de que yo era el hijo secreto de Superman y que si la pude proteger de él también podría hacerlo de los relámpagos. Y no me preguntéis por qué se le ocurrió de Superman y no de otro, nunca llegó e explicármelo. Yo sin saber muy bien lo que estaba haciendo la dejé pasar y mi sorpresa a la mañana siguiente fue tal que aún a día de hoy no doy crédito. Había dormido y sin despertarme por las putas pesadillas. Ningún grito, nada. Y desde esa me aferré a ella como si de un ángel se tratara. Para ella yo podría ser algún tipo de superhéroe pero para mí ella era mi ángel.

Tengo la sensación de que llevo horas y horas durmiendo y en realidad no son más que las cinco y pico de la mañana. No está mal, todo un récord para mí ya que no recuerdo cuando fue la última vez que fui capaz de dormir durante cuatro horas seguidas. Bueno, en realidad si sé. Mi última noche en el centro. Había algo a lo que los dos le temíamos y era a mi mayoría de edad ya que cuando yo cumpliera los dieciocho años me pondrían de patitas en la calle para que me buscara la vida y a May aún le quedarían tres años allí sin mí. Eso la torturaba a ella y me torturaba a mi. Esa última noche fue tan dolorosa que nunca la voy a olvidar.

Me está matando verte así, MayMayella llevaba dos horas llorando conmigo en mi habitación mientras yo recogía mis cosas. No tenía mucho que guardar puesto que me negué a aceptar nada que viniera de él pero cada vez que metía algo en la maleta ella lo sacaba y lo lanzaba contra el colchón.

Mi Primera Maravilla ©Where stories live. Discover now