Capítulo 21

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KAYDEN

Llevo un par de minutos despierto observando cómo la claridad se hace cada vez más presente y los ruidos de la naturaleza se agudizan a medida que amanece. El frío de la mañana se empieza a colar por las rendijas y a manifestarse en forma de humedad en los cristales del coche. 

Miro a May, que duerme plácidamente enroscada y pegada a mi costado, y la arropo más entre las mantas. No quiero que le coja el frío ahora que tengo que levantarme para conducir de vuelta a casa. Como de costumbre, May parece estar zambullida en un profundo sueño y soy incapaz de despertarla. Me planteé despertarla porque no me parece muy seguro que viaje así aunque sea un trayecto de veinte minutos. Nunca se sabe lo que puede pasar y una vez que nos metemos en la carretera ya no sólo dependemos de nosotros mismos, también de los otros conductores. Pero bueno, conduciré con más paciencia y cuidado.

Separándome de May, salgo de entre las mantas y ella rápidamente se mueve hacia donde yo estaba tumbado, buscando el calor de mi cuerpo. Al encontrase el hueco vacío se forma una arruga en su entrecejo y frota su mejilla contra la manta que aún debe de estar cálida ya que estuve tumbado en el mismo sitio durante las últimas siete horas. Me deleito observando todos y cada uno de sus gestos para retenerlos y tener esa imagen mental presente durante toda la mañana. Sonrío sin dejar de verla antes de abrir la puerta y bajar de la parte trasera del coche para subir al asiento del conductor.

La noche resultó ser perfecta a pesar de cómo empezó pero claro, ¿cómo no va a ser perfecta si es con Maia? 

Cuando ayer Kath exclamó su nombre exageradamente con la intención de cortar la discusión y disimular lo que hasta ese momento había sucedido, creí que todo se iría al traste porque May no es tonta y Katheryn es una pésima actriz. Por un momento pensé que todo quedaría descubierto y me sentí aliviado porque cargar con este secreto se me está haciendo insoportable. 

Sigo muy molesto con Kath y más después de haber estado incomunicada con May durante tanto tiempo. Por su cobardía Maia pensó que ella había hecho algo mal, que Kath estaba molesta con ella y la estaba abandonando. Y May no necesita sentir eso de nuevo nunca más y parece mentira que Katheryn, sabiendo por todo lo que ella ha pasado y el pavor que le tiene al rechazo le haya hecho pasar por lo mismo otra vez. 

Su egoísmo nos está lastimando y debería de agradecerme que estoy dejando que sea ella la que se lo cuente y no yo. No es justo lo que nos está haciendo, ni conmigo ni con May. Tengo miedo de que cuando ella se entere de que yo sabía todo se aleje de mí y no pueda perdonarme. Pero por otro lado quiero que sea Kath quien se lo cuente porque si lo hago de quien se va a alejar será de Kath y no quiero eso porque sé que ella la quiere de verdad y es lo más cercano a una madre que tiene. 

A pesar de explicarle todos los motivos de mi enfado, Katheryn se niega a sacar la venda de los ojos y me pidió más tiempo. Creo que el miedo a perderla no la deja pensar con coherencia y al final ese miedo será el que la separe de ella.

Meto el coche en el garaje a pesar de que me tengo que ir en cuanto deje a May en la cama porque no quiero exponerla a este terrible frío. Abro la puerta del maletero y como pensaba, Maia sigue dormida. No hay un ruido lo suficientemente fuerte como para despertarla si se encuentra tan sumergida en el sueño.

La cojo en brazos y se acurruca contra mi pecho a pesar de que una manta la está cubriendo. Esconde su rostro debajo de mi barbilla y siento desfallecer cuando el cosquilleo que provoca su respiración choca contra la piel de mi cuello. Ella aún no descubrió que ese es mi punto sensible pero cuando lo haga será la causa de mi muerte. 

Subo las escaleras con ella todavía en brazos y nada más poner un pie en el último escalón su voz me sobresalta. No sabía que estaba siendo consciente de que ya habíamos llegado.

Mi Primera Maravilla ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora