Mi Primera Maravilla ©

Capítulo 36

MAIA

El calor que emana el cuerpo de Kayden enredado con el mío es la sensación más reconfortante que he sentido en mucho tiempo. Si, sé que ya han pasado muchos días, incluso meses, después de todos esos momentos tortuosos que hemos vivido pero aún así necesito sentirlo de este modo. Cercano y muy mío. 

Estuve a punto de perderle y soy consciente de que no puedo vivir con miedo eternamente porque ambos sabemos que eso no nos llevara a ningún lado, todo lo contrario, el miedo puede destrozar todo lo que hemos construido en un abrir y cerrar de ojos. Pero amo a Kayden y ver a la persona que amas echándole un pulso a la muerte es muy duro. Además, por si fuera poco, justo cuando Kay se estaba recuperando aparece su padre y le da otro batacazo. Esta vez a nivel sentimental pero a veces son los más dolorosos. 

Miro al hombre que duerme placidamente sobre mí y no puedo evitar llevar mi mano y enredarla en su mata de pelo oscuro. Verlo descansar con esta serenidad y tranquilidad es mi nuevo pasatiempo favorito. 

Acaricio su pelo con delicadeza, no quiero despertarlo pero tampoco me puedo contener, es precioso. Es increíble. Y me voy a encargar de decírselo todos los días de nuestra vida. Saber lo que ese malnacido le hizo me destrozó. Y la forma en la actuaron sus padres, por llamarlos de alguna manera, sólo añadió más dolor a mi corazón. Siento la necesidad de envolverlo en mis brazos, cómo si fuera el lugar más seguro del mundo, y protegerlo de todo lo malo. 

Muchas veces dije que cuando miraba a Kayden veía a un niño asustado y no me equivocaba, lo es. Pero poco a poco dejará de serlo porque está recibiendo ayuda profesional y todo está marchando bastante bien. No está siendo fácil porque contar todo otra vez es una manera de revivirlo y de vez en cuando aún se despierta aterrorizado por una pesadilla pero lo bueno es que ahora sólo se quedaron en eso; en pesadillas. Es capaz de despertar él solo, no se queda encerrado en ellas. Logra conciliar el sueño una vez terminadas y ya no les teme. Hay días en los que incluso consigue dormir siete horas seguidas. Es un luchador, un campeón y estoy muy orgullosa de él. 

Al principio lo acompañaba a las terapias ya que iba a enfrentarse cara a cara con su pasado y no iba a ser fácil. Tenía que producirse un cambio pero gradualmente. El primer mes fue durísimo. A Kayden le costaba mucho expresarse por eso el psicólogo accedió a que entrase con él. Kay necesitaba sentirse cómodo y mi presencia le daba ese confort que él ansiaba cada vez que acudía a la consulta. Y poco a poco fue desarrollando ese vínculo de confianza con el psicólogo, que es tan necesario para poder avanzar, por lo que ya no acudía siempre con él, estaba aprendiendo a ser independiente a nivel emocional. Eso no significa que le vaya a dejar solo luchando contra sus miedos, no, Kayden siempre me va a tener ahí. Eso es indudable, pero todos necesitamos tener la certeza de que podemos hacer frente a nuestros miedos por cuenta propia. 

Rodeo sus hombros con mis brazos y acaricio su espalda sobre la tela de la camiseta blanca que está usando. Bajo un poco mi cabeza para besar su cabello. Su suave respiración choca contra mi cuello y me siento en paz. Poco a poco todo está mejorando. Kayden está feliz, su padre no ha vuelto a aparecer y las bestias que lo atacaron pronto estarán tras las rejas por un buen tiempo. El juicio todavía no se ha celebrado pero cuentan con las pruebas suficientes para saber que son culpables así que permanecen encerrados por temor a que huyan. 

Sacudo la cabeza brevemente y me concentro en él, no quiero pensar más, todo lo que quiero es disfrutar de Kayden como nunca hemos podido hacer. Es maravilloso verlo tan relajado, tan alegre y tranquilo todo el rato. Nunca lo había visto tan risueño y despreocupado y me hace increíblemente feliz verlo de ese modo. Siempre fui consciente de que Kayden se guardaba algo pero nunca me imaginé la magnitud de la situación. Lo amaba entonces y lo amo ahora. Lo único que ha cambiado es que ahora si es plenamente feliz. Y yo soy más feliz porque él lo es.