Capítulo 24

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MAIA

Escasas son las ocasiones en las que me busca, me abraza e incluso me besa. La mayoría del tiempo parece rehuirme, excepto las noches en las que silenciosamente se cuela en mi habitación y se duerme junto a mí. No sé si él piensa que no me entero cuando lo hace o es que prefiere hacer como si yo no me diera cuenta porque las mañanas que siguen a esas ocasionales noches siempre actúa cómo si nada sucediese y su frío comportamiento vuelve a hacerse presente.

En realidad sería difícil que pase desapercibido porque en cuanto se queda dormido me busca en la cama hasta que me tiene envuelta en sus brazos. Es entonces cuando suspira profundamente y su cuerpo se relaja contra el mío y la verdad es que son las noches como esas en las que mejor duermo porque es el único momento en el que me permite estar tan cerca de él durante tanto tiempo.

Sus contradicciones me están volviendo loca. Odio no saber qué decir, odio no saber cómo actuar porque nunca sé si será un buen día para acercarme a él. Sinceramente, me da miedo dar un paso en falso y que me rechace porque cada vez que lo hace mi corazón parece romperse un poquito más y empiezo a dudar seriamente de cuánto tiempo podrá aguantar sin romperse por completo.

Todos los "lo siento" que me dijo la noche en la que lo encontré con la cabeza sumergida en el inodoro no sirvieron de nada. Fueron palabras vacías, de esas que se lleva el viento, porque escenas como esa se volvieron a repetir una y otra vez a lo largo de estas semanas. Y lo más triste es que sólo en esos momentos es cuando me dice lo mucho que me quiere. Y aunque el dicho dice que los niños y los borrachos nunca mienten empiezo a dudar de su palabra.

Oigo a Brooke hablar de fondo pero no la escucho ya que toda mi atención está puesta en Kayden. Sella la mano de una chica con el cuño del pub y esta le dice algo al tiempo que apoya la otra mano sobre su pecho. Da unos toquecitos con los dedos para después hacer unos cuantos trazos sobre el con su larga y puntiaguda uña. Esta no es la primera vez que presencio como una chica coquetea con Kayden para intentar conseguir una noche con él pero si la primera que Kayden se deja tocar. Un nudo se forma en mi garganta cuando la sujeta de la mano para ayudarla a bajar el primer escalón. La chica se gira para darle una sonrisa coqueta y él le guiña un ojo dejándola ir.

La expresión risueña de Kayden se torna seria cuando su mirada se posa sobre la mía y trago saliva con fuerza para ver si de ese modo consigo que el dolor que siento en el pecho en este momento se aligere un poco pero no es así. Por lo visto tiene sonrisas para todo el mundo menos para mí. Él odia que la gente desconocida no respete su espacio y se acerquen demasiado pero esta noche parece estar disfrutando de la atención que normalmente rechaza.

—¿May?— insiste Brooke— ¡Maia!

—Si, si, lo siento. Estoy escuchando ahora— le doy una sonrisa forzada.

—Pues eso, que me he acostado con Dennis— dice de repente y da un par de sorbos con la pajita.

«¿Qué?».

El vaso que estaba secando se me escurre de entre las manos y se estrella contra la barra. Rox rechista por lo bajo pero la ignoro porque lo que acaba de decir Brooke se repite en mi cabeza una y otra vez.

¿Y me lo dice así? ¿Tan tranquila? Nunca había pensado que pudieran sentirse atraídos el uno por el otro. Nos conocemos desde hace años y nunca me pareció ver ninguna señal que evidenciara algo.

—¿P-pe...? ¿Pero cómo?—logro preguntar sin salir de mi asombro. El vaso que está medio hecho trizas sobre la encimera puede esperar.

—A ver, primero en el sofá conmigo encima. Luego en la cama durante varias horas y a la mañana acabé empotrada contra la mampara de la ducha—responde sin inmutarse.

Mi Primera Maravilla ©Where stories live. Discover now