Capítulo 6

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MAIA

Cuando Brooke me dejó en casa insistió en quedarse a dormir conmigo pero con todo mi cariño le pedí que no se quedara, necesitaba estar sola y desahogarme. Nada más poner un pie en mi habitación me derrumbé. Yo no estaba acostumbrada a que Kayden me tratase así, con esa frialdad. El hecho de que esas palabras habían salido de su boca fue lo que en realidad me había hecho daño. Si eso mismo me lo hubiera dicho otra persona no me habría dolido ni la cuarta parte de lo que lo hizo viniendo de él porque Kayden vivió eso conmigo, él sabe que no haber tenido una madre me atormentó muchos años cuando tan sólo era una niña. Que hoy me hablara de ese modo, junto con su extraño carácter a lo largo de estos días, hizo que las palabras de Rox saltaran a mi cabeza y la duda y el medio de que finalmente estuviera en lo cierto me embargaron, temía que algún día se hartase de mí.

Hasta que Kath llegó a mi vida yo sólo sabía lo que era que alguien te quisiera, que alguien estuviera ahí, incondicionalmente para ti, gracias a Kayden. Sé que cuando él se fue del centro tuvo la oportunidad de desprenderse de mí y hacer su vida sin llevar un peso extra pero no lo hizo y me demuestra cada día lo mucho que me quiere. Eso me da tranquilidad pero aún así, viendo lo que pasó ayer, me hace dudar de que realmente me quiera como solía hacerlo. Tal vez ya no era suficiente para él, tal vez yo ya no entraba en sus planes.

Siendo sincera conmigo misma he de admitir que no sé cómo definir mi relación con Kayden, no somos pareja porque no nos comportamos exactamente como una pero tampoco somos simplemente amigos y mucho menos como hermanos. La gente de nuestro entorno parece tener más claro nuestra situación que nosotros mismos y no entienden que continuemos estancados en este punto. Parece que ellos lo ven mucho más fácil y sencillo de lo que en realidad es.

Cuando sentí llegar a Kayden eran las diez de la mañana. Yo no he dormido nada, estaba preocupada por él porque no tenía ni idea de quién era esa gente. Y con eso no quiere decir que Kayden no pueda hacer lo que le de la gana pero creo que no puede culparme por preocuparme por él. Toda la vida nos hemos cuidado mutuamente. Antes de meterse en su cama vino a mi habitación, seguro que le extrañó encontrarse la puerta cerrada en lugar de entreabierta. Cuando entró en mi cuarto el olor a tabaco, alcohol y hierba me golpeó y la preocupación se hizo mayor. Desconocía este comportamiento en él. Sentí como el colchón se hundía a mi lado y al rato su mano estaba acariciando mi pelo suavemente. Estuvo haciendo eso por unos cuantos minutos y antes de irse a su dormitorio dejó un beso en mi cabeza. Yo me hice la dormida todo el rato porque sinceramente no tenía ganas de hablar con él en ese momento y mucho menos cuando no estaba en sus cinco sentidos.

Ya eran las las seis de la tarde y me encontraba en el sofá del salón viendo una película de esas malas que echan en la tele los domingos por la tarde sin prestarle mucha atención. El sonido de unos pasos bajando las escaleras me alertó, se había despertado. Pasaron tan sólo unos segundos hasta que lo tuve sentado en el otro extremos del sofá, era el único sitio que quedaba libre puesto que yo estaba tumbada.

Le observo de reojo mientras ambos permanecemos en silencio haciendo que miramos la película hasta que no aguanto más y me levanto para ir a la cocina. Me dispongo a hacerle algo para comer ya que está con el estómago vacío desde ayer y por lo que pude comprobar cuando entró a mi habitación, y la cara que tiene hoy, la resaca ha de ser tremenda. Pongo la pasta a hervir cuando su masculina voz llamándome me asusta provocando que de un brinco.

—Lo siento, no pretendía asustarte— dice desde la puerta de la cocina. Tiene la voz extremadamente ronca.

Yo todavía le estoy dando la espalda, no me atrevo a mirarle. Apoyo mis manos en la encimera y lo siento caminar detrás de mí. Se está acercando y sé cuando lo tengo justo detrás debido a su altura. De repente su mano acaricia mi brazo a lo largo y no puedo evitar volver a dar un pequeño salto. Estoy nerviosa y asustada porque sé que llegó el momento de tener esa conversación.

Mi Primera Maravilla ©Where stories live. Discover now