Capítulo 12

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MAIA

Los días pasan como suspiros cuando todo lo que quiero es lo contrario, que pasen despacio y que el tiempo se detenga en determinados momentos. Momentos que quisiera enfrascar y sensaciones que me encantaría capturar para poder revivirlos en los momentos más bajos y recordar por lo que seguir adelante.

Todo con Kayden es maravilloso y no hay mayor paz para mi mente que eso porque ahora sentía que ambos nos encontrábamos en un mismo punto. Íbamos despacio pero aún así tenía la sensación de haber avanzado mil pasos ya que estos días hemos roto muchas barreras tanto físicas como emocionales y es un gran avance.

Me encuentro en la tienda reponiendo la estantería de los pinceles y brochas. Hoy está siendo una mañana tranquila y lo agradezco porque a la noche celebramos en el Liberty una fiesta glow con pintura fluorescente corporal y se espera a la mayoría de los jóvenes del pueblo. Los trabajadores del pub también tenemos que ir pintados y la verdad es que me muero de ganas por ver a Kayden lleno de pintura.

El pitido del sensor me hace saber que un cliente acaba de entrar, dejo lo que estaba haciendo y me encamino hacia donde está la caja atravesando los pasillos y cuando lo veo apoyado sobre el mostrador me congelo en el sitio.

           —¿Dennis?

Él se gira al oír mi voz y puedo ver en su rostro lo confuso y sorprendido que se siente.

           —May... ¿Qué haces tú...?— se detiene al darse cuenta del mandil que llevo— ¿Desde cuándo trabajas aquí?

           —Desde hace unos meses— digo con un encogimiento de hombros inocente.

Dennis sigue mirándome sin saber muy bien qué decir así que saco las manos del mandil de trabajo, el único uniforme que tengo que llevar por cierto, y me acerco a él.

           —Bueno, y... ¿En qué puedo ayudarte?

Él parece salir del trance en el que se encontraba y sacude la cabeza un par de veces.

           —Si, si, esto... ¿Dónde están los sacos de cemento? Mi abuelo está haciendo una pequeña obra en el jardín.

           —Tercer pasillo al fondo, sígueme— le digo sonriéndole y empiezo a andar con Dennis siguiendo mis pasos.

La escalera está enganchada con un mecanismo de rodaje a las estanterías por lo que la empujo hasta llegar al final de pasillo. Los sacos de cemento están arriba de todo, no creo que sea capaz de bajar uno ya que son muy pesados pero voy a intentarlo.

Subo por la escalera y cuando estoy a la altura de ellos agarro el extremo de un saco y tiro hacia mí pero apenas se mueve. Aseguro bien mis pies en el peldaño y lo intento con las dos manos y esta vez logro mover la mitad pero no soy capaz de cargar con el.

           —May, déjame a mí, yo lo bajo— dice Dennis.

Yo le sonrío con agradecimiento pero antes de que tan siquiera pueda bajar un peldaño una voz fuerte me detiene.

           —No— dice Bean seco y rotundo. Llevo dos horas sin verlo y tiene que aparecer justo ahora, con Dennis presente.

           —No puede bajarlo, pesa demasiado para ella— le responde Dennis en mi defensa.

           —Pues tendrá que poder, para eso le pago— suelta acercándose más a nosotros— Vamos Maia, es para hoy.

Me sujeto con ambas manos a la escalera para tratar de tranquilizarme porque no tengo ni idea de cómo voy a bajar el maldito saco y menos con Bean presente.

Mi Primera Maravilla ©Where stories live. Discover now