Cap.38

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Me despierto en los brazos de Axel. Me aprisionan como si me fuera a ir, o ha desaparecer. Su respiración me hace cosquillas en la oreja. Con mucho cuidado me remuevo entre sus brazos y me doy al vuelta para poder mirarle. Parece un ángel cuando duerme, aunque es todo lo contrario. Es un demonio de fuego que me quema y a la vez me sana. No sé como acertar con él, a vces se pone muy agresivo y otras veces es un amor.

De tal palo tal astilla.

La verdad es que no he pensado como sería estar con él. Bueno sí, después de ese beso nos tiramos al suelo y nos pusimos a hablar de la vida. Antes de dormirme me imaginé como sería estar con alguien como él. No creo que fuera fácil, somo muy impulsivos y nos haríamos daño mutuamente. Pero prefiero arriesgarme a no intentar por miedo a perder algo que en realidad no tengo. Le acaricio la mejilla con los dedos y él se remueve escondiendo su cabeza en mi cuello. Sonrío como una tonta.

- Vamos Axel, despierta dormilón - le susurro al oído.

- No quiero - dice contra mi cuello.

- Hay que hacerlo, ya sabes que tienes entrenamiento.

- No quiero - dice tapándonos las cabezas con la sábana.

- ¿Por qué?

- Porque estaba soñando que por fin eras mía.

***

- Venga Mark, que te pesa mucho el culo - digo chinchándole.

Me pone morritos y vuelve a intentar correr sin que la cinta le lleve hacia atrás pero no lo consigue. Acaba arrastrándose por el suelo. Me río sin control alguno, es muy gracioso cuando pone esas caras de esfuerzo.

- Deja de reírte de mi - dice de brazos cruzados como un niño pequeño.

- Es que eres adorable - le digo cogiéndole de los mofletes.

Él hace lo mismo con los míos y nos hacemos muecas mutuamente.

- Parecéis tontos - dice La voz de Nathan.

Le miramos mal los dos.

- Mira quien fue a hablar - decimos los dos a la vez sacándole la lengua.

Nathan se ríe y se sienta a nuestro lado. Al final acaba uniéndose a nosotros. Mientras Nathan y Mark entrenan yo les animo desde el suelo y me río de ellos cuando se comen el suelo, literalmente. Mi mirada se desvía sin querer a una de las partes más escondidas del instituto. Un chico y una chica se están besando. Achico más la vista y me doy cuenta de que el chico es Axel. Los ojos se me empañan de lágrimas. Sabía que enamorarme de él era un error, que nada de esto saldría bien. Promesas vacías que se quedaron ancladas a la deriva. No entiendo como de la mañana a la tarde ha podido cambiar de opinión pero bueno, ¿qué me esperaba? Es Axel Blaze, tiene a todas a sus pies. Miro al suelo intentando no salir de allí llorando. Consigo respirar profundamente y calmarme. Vuelvo a centrar mi atención en los chicos que tengo delante peleándose por quien lo ha conseguido primero.

- He sido yo - dice Nathan.

- No mientas, he llegado yo primero, ¿verdad Crístal?

Niego con la cabeza seria.

- Ne verdad lo voy a conseguir yo pimero - digo haciendo la croqueta y llegando al árbol.

- Eso no vale, es trampa - dicen los dos a la vez .

- Las Reinas siempre tienen la razón - digo con aires de grandeza, disimulando una felicdad que no siento.

Se miran entre sí y sonríen diabólicamente y se acercan a mi.

- Oh, oh...

Se tiran encima mía haciendo un sándwich.

- ¿Tú ves a alguna Reina? - pregunta MArk.

- No, no veo a ninguna - dice Nathan tumbándose sobre mis tetas.

- Nathan por Dios que me las explotas - digo entre risas.

Le hago cosquillas para que se quite consiguiéndolo. Él me devuelve al jugada y Mark se acaba uniendo a los dos. Acabamos envueltos en una guerra de cosquillas digna para que alguien lo grabe. Cuando ya no podemos respirar nos damos un descanso.

- Déjale, es idiota, no sabe lo que se pierde - dice Nathan.

- Sí, será un buen jugador y mi mejor amigo, pero le faltan algunas neuronas.

Sonrío al ver que a pesar de todo, les tengo a ellos para hacerme feliz.

***

Termina el entrenamiento. He ido rotando de unos a otros para supervisar como van. A Axel no le he visto en nigún lado y la verdad es que aunque me joda admitirlo, me duele. Cojo las últimas botellas de los chicos y las meto en la bandeja. Una de las muletas se me cae y alguien me las recoge.

- Muchas gra... - me quedo de piedra al ver quien es la persona que tengo en frente mía.

Byron me sonríe desde el interior de la capucha. Le devuelvo el gesto y lo abrazo. Vale, puede que al leer la carta me ha ablandado un poco.

Querida Crístal:

Se que lo que hice no tiene justificación y la verdad es que espero que después de leer las últimas palabras de esta carta comprendas que me impulsó a hacer lo que estoy haciendo. Nací en una familia humilde. Mis padres son campesinos y no teníamos mucho, aún así éramos felices. Nunca me faltoó de nada, aunque eso privara a mis padres de poder comer algún que otro día. A los tres años mi madre se quedó embarazada de Mia, mi hermana pequeña. Cuando la pequeña nació yo todavía no era consciente del sacrificio extra que tendría esto para mis padres. A los ocho años, ya con uso de razón, empecé a darme cuenta de cual era nuestra situación. Empecé a trabajar con mis padres en los campos, incluso a veces me veía obligado a robar, aunque luego, cuando podía permirtírmelo se lo devolvía a sus dueños. Un año después mi madre calló enferma. No teníamos el dinero suficiente para pagar sus medicamentos, por lo que mi padre y yo tuvimos que trabajar más y pedir dinero al banco. Llegó un momento en el que no pudimos más. Entonces apareció él. Nos ofreció dinero y pagó todos los gastos médicos a cambio de que yo, cuando fuera mayor, me uniera a su equipo de fútbol. Sin mirar la letra pequeña aceptamos y poco a poco nuestro nivel de vida fue mejorando. Fue demasiado tarde cuando nos dimos cuenta de que era en realidad su equipo de fútbol. Un equipo que sirviera como conejillos de indias para conseguir llevarlos a lo más alto. Me quise negar, pero entonces amenazó con retirarle el tratamiento a mi madre y dejar de subencionar la escula de Mia. Desde entonces estamos en manos de Ray Dark. Aquí entras tú. Si no conseguía camelarte algo malo le sudcedería a mi hermana. Los siento de verdad, solo espero que comprendas el por qué lo hice.

- ¿Cómo estas?- dice mirando mi tobillo.

- Oh tranquilo, no pasa nada, estoy bien. ¿Tú familia?

Mueve la cabeza afirmativamente y le sonrío.

- Tranquilo, voy a conseguir sacaros de esta.

Byron frunce el ceño.

- Ah no, preciosa tú te vas a quedar donde estás - dice recíproco.

- No.

-Sí.

- Eres un cabezota.

- Tú mas - dice sacándome la lengua.

Bueno vale, puede que nos hallamos hecho buenos amigos.

- Eh, yo... Quería pedirte una cosa...

Le miro atenta. Baja la cabeza enrojecido cosa que me enternece.

- El sábado tu y yo a tomar un helado, ¿qué me dices? - dice sonriendo tímidamente.

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Byron ataca. ¿Qué pensáis que puede pasar? Besoooos.

Mil Sueños Por Cumplir (Inazuma Eleven)Where stories live. Discover now