Capítulo 41: Desayuno a la cama

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Lexie se incorporó de golpe y se quedó paralizada mirando a Gianluca paralizada, no sabía si había escuchado bien, o si era una broma del médico pero su corazón latía a mil por hora.

—¿Qué? —fue la única palabra que salió de su boca.

—¿Me harás repetirlo? —preguntó él todavía nervioso. Cuando se trataba de ella, la seguridad y arrogancia se tomaban vacaciones—. Me estás matando.

—Sí.

—¿Sí qué?

—Sí quiero ser tu novia.

Gianluca también se incorporó y soltó un suspiro de alivio, tomó la cara de Lexie con ambas manos y acercó su boca a la de ella. Ninguno de los dos podían borrar la sonrisa que tenían en la cara y de vez en cuando interrumpían el beso solo para sonreírse mutuamente.

—No sabes lo nervioso que estaba —soltó él entre risas y la volvió a besar.

—Es increíble cómo siempre consigues sorprenderme.

—Planeo seguir sorprendiéndote por mucho tiempo más.

—Nunca olvidaré esto, la noche en que me pediste que fuera tu novia sobre una manta de Hello Kitty —bromeó Lexie y no pudo contener la risa.

—Le da un toque original a la situación, ¿no?

—Claro que sí.

Se quedaron nuevamente mirando las estrellas y tomados de la mano, ambos seguían sonriendo. Las parejas iban desapareciendo poco a poco y mientras llegaban otras, esos dos no se movían de ahí.

Unas horas más tarde, cerca de las doce de la noche Gianluca conducía hacia el departamento de Lexie, iban cantando cualquier canción que sonara en la radio y si no se sabían la letra la inventaban. Estacionaron en auto en la entrada del edificio y Lexie lo invitó a pasar.

Subieron entre besos, y ella le pidió un momento para llamar a Nick y preguntarle por Cielo. Claramente él no se iba a negar.

—Lex, es la décima vez que llamas —dijo Nick desde el otro lado de la línea—. Cielo está bien, la acabo de ir a ver y está durmiendo como un angelito.

—¿Lo prometes?

—Sí.

—Gracias, y lo siento por llamar tanto.

—No te preocupes, adiós.

—Adiós.

Lexie volvió a la sala de estar, en donde la esperaba Gianluca con los brazos abiertos, ella se sentó a su lado y apoyó la cabeza en su hombro.

—¿Estás cansada? —preguntó él.

—Un poco, hace muchas noches que no duermo bien, ni reinaba este silencio en casa. Creo que necesitaba esta salida, muchas gracias.

—Gracias a ti por aceptar la salida, sé que no es un buen momento —depositó un pequeño beso en su cabeza—. Y gracias por aceptar ser mi novia, me hiciste el hombre más feliz del mundo.

—Repite eso —se separó un poco para mirarlo a los ojos.

—¿Soy el hombre más feliz del mundo?

—No, repite lo que soy. Me encanta como suena saliendo de tu boca.

—¿Mi novia?

—Otra vez.

—Novia, novia, novia.

Ella río, cual adolescente que vive su primer amor y se acercó al él para besarlo una vez más. Nunca pensó que se encontraría en esa situación otra vez, siendo novia de otro hombre y para su sorpresa eso se sentía increíble.

—Debería irme, para que puedas descansar aunque sea por una noche.

—Quédate conmigo.

—¿Segura?

—Sí.

—Nunca podría decirte que no a eso.

Se quedaron un par de minutos en el sofá y luego se dirigieron a la habitación, ambos sabían que esa noche no pasaría nada más que un par de besos y caricias, Gianluca quería que Lexie descansara y deseaba que en sus brazos pudiera encontrar la tranquilidad de poder dormir como hacía semanas no lo hacía.

Se acomodaron y Lexie no tardó en quedarse dormida en brazos del médico, no era la primera vez que dormían juntos pero aun así, era una experiencia totalmente nueva para ambos, ya que era la primera vez que ambos volvían a usar el título de «novios» desde hacían varios años.

***

Cuando Lexie abrió los ojos por la mañana se encontraba perfectamente descansada, sentía que nunca había dormido mejor que esa noche y cuando miró a su lado, descubrió por qué. Gianluca la observaba con una sonrisa radiante y se llevó una sorpresa al ver que le había llevado el desayuno a la cama. ¿Podía ese hombre ser más perfecto?

—Odio las mañanas —dijo ella mientras se incorporaba—, pero esta es perfecta.

—¿Dormiste bien?

—Mejor que nunca, necesitaba descansar de esa manera y solo lo conseguí contigo. Tendré que invitarte más seguido a dormir.

—Me gusta esa idea.

—¿Y esta sorpresa? —preguntó ella apuntando al desayuno.

—Quería que celebráramos nuestro primer día de novios —le robó un beso—. O por lo menos, hacer algo para que no te arrepientas de haberme dicho que sí.

—No podría arrepentirme de eso —sonrió mientas mordía su labio inferior, luego de un momento se puso seria—. Sabes que esto será difícil, ¿no?

—¿Difícil en qué sentido? —preguntó él aunque sabía muy bien lo que quería decir.

—Ambos teníamos una vida complicada antes de conocernos, ambos tenemos hijos y debes saber que no estaré disponible todo el tiempo que una novia normal. Quiero que sepas que estás en todo tu derecho de marcharte si te aburres de mí, no quiero que te quedes por lástima.

—Tengo muy claro que tienes obligaciones como madre, yo también las tengo como padre. Sé que la salud de Cielo es lo más importante y te aseguro que lo entiendo, puedo con eso y con que me hayas dicho que sí, ya me hiciste el hombre más feliz del mundo como te dije anoche. Jamás me marcharía porque jamás me voy a aburrir de ti, dime, ¿alguien en su sano juicio podría hacerlo?

—Eres perfecto, ¿lo sabías?

—Soy lo menos perfecto que hay.

—Para mí lo eres, en estos momentos y junto con la felicidad de mis hijos eres lo que más quiero.

Se quedaron un largo rato abrazados luego de desayunar y compartiendo algunas experiencias vividas en el pasado hasta que Gianluca tuvo que irse, debía ir a ver a su hija.

Lexie se quedó en la cama bastante tiempo más, abrazada a la almohada que ocupó Gianluca y perdiéndose en el aroma que había dejado; definitivamente la mezcla de su perfume y su piel combinaban a la perfección y sin quererlo se había convertido en su droga favorita.

—¿Qué me hiciste, Marcconi? —preguntó ella hacía la nada con una sonrisa en el rostro sin poder soltar la almohada.

La vida sucede (LIH#1)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن