Capítulo 58: Tormenta recargada

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Completamente agitados y bañados en sudor, se encontraban Gianluca y Lexie en la cama de ella mientras intentaban controlar sus respiraciones. Tal como le había dicho Lexie la noche anterior, los niños se estaban quedando con Nick y ella le tenía una sorpresa preparada, sorpresa que claramente el médico agradeció de la mejor manera.

Habían estado todo el día esperando ese momento, pasaron el almuerzo familiar lanzándose miradas cómplices como dos adolescentes dominados por las hormonas y solo deseando que llegara la noche para por fin poder estar juntos. Nuevamente, la extraña familia Johnsonn-Brooks compartió con la familia Maccioni y todo parecía seguir estando bien.

Luego de eso, había llevado a Adán a casa de Lucy y al verlo abrazarla y darle un leve y tierno beso en los labios, no pudo evitar sentir un nudo en la garganta pero no era tristeza, era un sentimiento que no lograba distinguir al ver que su pequeño cada día estaba creciendo más. Parecía que hubiese sido hacía solo un par de años cuando vio su carita por primera vez, aunque claro, todos habían crecido y ella ya no era la niña asustada de quince años que cargaba a su bebé; ahora era una mujer hecha y derecha de veintinueve años, que llevaba a su hijo adolescente a la casa de su novia. Y la verdad, no sabía cómo llevar el paso del tiempo, la vida avanza, sucede tan rápido que no te das cuenta y ya estás contándole cuentos a tus nietos o bisnietos.

—¿En qué piensas? —preguntó Gianluca, esas charlas ya se estaban haciendo muy comunes entre ellos luego de compartir un momento especial.

—En lo rápido que avanza la vida y en lo mucho que cambiamos. Creo que si me hubieses conocido hace diez años, hoy ni siquiera me reconocerías.

—Todos somos diferente a como fuimos diez años atrás, es parte de la vida. Si siguiéramos siendo iguales, sería porque algo hicimos mal.

—Lo sé, pero es increíble cómo la vida no espera a nadie, solo pasa y si no te subes al tren, simplemente pasa de largo y te quedas ahí, estancado en el pasado.

—No está bien quedarse en el pasado, obviamente los recuerdos quedan y está bien, pero hay que seguir adelante a pesar de todo. Nadie sabe lo que la vida tiene deparado para cada uno y si no avanzas por tu cuenta, nunca conocerás tu camino.

—¿Sabes cuál es una de las cosas que más me encanta de ti? —preguntó Lexie con una sonrisa radiante y Gianluca negó moviendo la cabeza—. Estos momentos, después de hacer el amor en los que me preguntas a dónde se fue a volar mi mente, que tengas la paciencia de escuchar todos mis delirios y cosas del destino, y que me respondas en serio. Muchas personas me toman por loca cuando empiezo a hablar de estás cosas y está bien, dicen que todos los psicólogos estamos un poco locos pero tú me miras como si lo que dije fuera lo más interesante que has escuchado en la vida.

—Todo lo que dices es importante para mí, me encanta saber qué pasa por esa cabecita que nunca se detiene. Es increíble saber todas las ideas que pasan por tu mente en un minuto y como puedes hablar de todas y ninguna al mismo tiempo sin confundirte.

—Eso se llama déficit atencional.

—Lo sé, pero es lo que te hace ser tú, una de las cosas que te hacen ser la mujer que amo y a la que no dejaría de amar por nada en el mundo.

Lexie le aseguró que ella también lo amaba y luego ambos fueron a darse una ducha antes de por fin ir a dormir. Las caricias eran infaltables en ese pequeño lugar y los besos aun más, parecían estar hechos para estar juntos y no separarse nunca más. Postergaron el momento lo más que pudieron hasta que no tuvieron más opción que salirse; se secaron el uno al otro entre más besos y lo único que pudo terminar con ese momento de golpe, fue el sonido del teléfono de Lexie que se escuchó más fuerte que nunca.

La vida sucede (LIH#1)Where stories live. Discover now