Capitulo 5

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Hina esperaba en el salón a que su anfitrión regresará. Estaba algo inquieta. No paraba de ver de reojo al hombre que seguía esperando en la puerta, sin hacer movimiento alguno, como un guardia real del palacio de Buckingham. Le musitó dos palabras para ver si le daba conversación pero fue ignorada. ¡Vaya maleducado!

―Perdón por la espera ―la profunda voz del dueño del piso anunció su retorno―. Ya está solucionado.

―Oh, emmh, no te preocupes. ― Dejó la revista en la mesita de centro y esperó a que el hombre hablara.

Naruto casi se arrodilla al ver de nuevo el escote de la muchacha: redondo, turgente, lleno y estaba seguro que todo, todito natural. Miró a su hermano que no perdía detalle, ocultó tras la cortina, y unió sus manos imitando una oración de agradecimiento.

―Me repites tu nombre, señorita ¿Hyuga? ―Ahora venía la parte dura. Saber si era como las demás jóvenes que habían conocido.

―Hinata. ―aclaró y luego negó―. Hyuga es mi apellido al que, para mi desgracia no me veo a la altura de la creación del escritor Masashi Kishimoto. ―Suspiró y con gesto compungido. Naruto sonrió. Por un momento había esperado algún chiste con alguna anécdota graciosa, tratándolo de impresionar. Usualmente eso le sucedía en la primera cita. Que ella se mostrará tan sencilla, tan modesta elevó la nota un punto más.

―Bueno, Hinata ―pronunció su nombre como un ronroneo―. No todo es un apellido o la simple fachada. ¿No crees?

―Que razón tienes. ¿Cuántas personas hoy en día están cambiando su forma de ser para parecerse a otras? ―Recordó a Shion y su falsedad―. Y al final acaban pasando por encima de gente buena. Coincido que hay que conocer más a las personas.

―Totalmente de acuerdo. ―Sin poder contenerse se sentó a su lado sutilmente. Quería disfrutar de su cercanía y de ese olor femenino que le hacía tener en asta la entrepierna―. Entonces ¿estás buscando alquilar una habitación?

Iba a contestar cuando sintió que era observada por alguien más. Esa sensación de que no estaban solos le ponía la piel de gallina. Miró hacia la entrada y ahí continuaba ese hombre de pie sin moverse. ¡Por todos los cielos! Era su mayordomo.

―Así es, emmh ¿Cómo me dijiste que te llamabas? ―Hinata carraspeó por la abrumadora presencia. Entornado los ojos intentó enfocar al casero. Inhaló el aroma masculino que la confundió como nunca. Ni Toneri olía a esa cruda virilidad y eso que ella era experta en el olor de su jefe. Y hasta ahora jamás la había logrado poner nerviosa.

Tenía que admitir que su cercanía la excitaba.

Naruto miró a Menma al otro lado de la puerta de cristal. Ambos intercambiaban un juego indescifrable de mímica.

―Emhh, llámame N.M. ―mirando a su hermano hizo un gesto con cara de "No se me ocurría otro más".

―N.M. ―Repitió tratando de entender el porqué de aquel apelativo.

Enseguida desechó la idea, sonrió y se encogió de hombros―. Bueno tu puedes llamarme Hina. Y sí, estoy buscando con desesperación un piso para compartir. No tengo problema con que sea con un chico. Ahora, espero que tú no tengas problema con compartir con una mujer. ―Se le acercó y prometió―. Te aseguro que no te causaré ningún problema. De hecho, soy más bien silenciosa, apenas notarás mi presencia. ―Mirando de nuevo hacia la puerta―. Pero, me parece que aquí vive alguien más ¿verdad?

Naruto sorprendido miró a su hermano. ¿Le había visto? No, no podía ser, Menma había sido muy cuidadoso. Observó a la chica cuya atención iba dirigida hacia la entrada del apartamento. Se percató al instante de a qué se refería.

Tres no son multitudWhere stories live. Discover now