Capitulo 22

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―Venga, Hyuga... ―Sakura no paraba de reírse―. Es obvio que el ambiente de la oficina lo sientes liviano, ya no tienes a la bruja detrás jodiendo día a día.

―¿Tú crees? ―preguntó Hina―, se me hace tan nuevo todo esto. ¿Te has dado cuenta? ―señaló su escritorio―. No estoy llena de documentos por revisar. Todo lo tengo al día, y ¡he salido a desayunar sin remordimientos!

―¡Pues claro que me he dado cuenta! ―La secretaría ponía los ojos en blanco negando divertida―. No me puedo tomar unos días de vacaciones sin que a la vuelta me encuentre con estas novedades ―comentó irónica.

Hina la miró con los ojos entornados. Se levantó de su sitio y la señaló con su dedo índice.

―¡Eso es verdad! ¿Dónde has estado? ―imitó un tono autoritario―.

Has faltado muchos días. ―Estudiando con la mirada a su amiga,

declaró―. Te han venido de infarto. Mira qué guapa vienes, estas vacaciones te han sentado genial.

―Tú también estás genial. ¡Y ya puedes ver! ―Se acercó para mirarla a los ojos―. Hyuga ¿Traes lentillas?

―¡Si! ―La muchacha se comenzó a reír―. Es que aún no tienen mis gafas listas, pero me han entregado estas. Ni yo puedo creerlo, con lo que las odiaba, pero ahora me gusta estar con ellas.

―Pues hija mía, me alegra mucho. ―Sakura le tomó las manos y observó a la joven―. Pero no sólo has cambiado en eso. Mírate, te ves más guapa. Ahora usas ropa bonita con colores que te quedan perfectos.

―Mi abuela me ha regalado infinidad de estos, pero...

―Adivino, cierta alimaña te decía que no te quedaban bien.

Hina asintió recordando aquella época oscura. Se sentía tonta por haber permitido tanto tiempo que la menospreciara y abusara de ella.

Sakura, intuyendo lo que su nueva amiga podría estar pensando decidió animarla.

―Ey. ―Le tomó el rostro para que la viese a los ojos―. Todo eso ha cambiado y lo sabes bien. Yo diría que te has enamorado. ¡Te brillan los ojos! ―La secretaría observó el rubor en su compañera incrédula―. Dios.

¡Es verdad! Me lo tienes que contar todo.

―Bueno, yo... ―Hina no sabía qué pensaría su nueva amiga de sus otras "novedades"―. En realidad...

―Quiero que me lo cuentes todo. ―Sakura la tomó de la mano y la dirigió a la zona de la cafetería. Entrecerró la puerta y se sentó, mirándola expectante―. Venga, Hyuga. ¿Quién es? ¿Dónde vive? ¿Qué intenciones tiene?

―¿Me lo pregunta la que desapareció misteriosamente? Además, sospechó que fue con cierto contable... ¿Será porque los dos dejaron de venir al trabajo el mismo día?

La risa alegre y cantarina de la muchacha brotó como un caudal musical Fue alegre y contagiosa. Las dos mujeres se rieran sin cesar durante un par de minutos, sin poder decir nada más. Se sentían como niñas tontas. Ambas guardaban un secreto, y estaban deseosas de contarlo.

―Venga Hina ―la alentaba―. Estoy segura que tienes que contarme algo. Los ojitos a ti también te brillan como chiribitas, es como...

―Si estuviera enamorada. ―La voz del contable sorprendió a las dos jóvenes―. Señoritas, temo decirles que es obvio para cualquiera que algo traman, así que las seguí. ―Sasuke se acercó a Sakura y sin aviso la estrechó en un abrazo, perdiéndose en un cálido y dulce beso.

Tres no son multitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora