Capitulo 23

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Era noche cerrada cuando el sonido de saxofón comenzó a sonar a todo volumen en casa.

«¡Lo que faltaba!»

―¡Joder Naruto! ―reclamó Menma avanzando furioso hacia el salón―. Te debería romper la cara por gilipollas. Estas no son horas de poner música a ese volumen.

―No me jodas tú y ahórrate la broma. ―Le acusó el otro detrás de él avanzando por el pasillo―. Apaga ese maldito aparato y no vengas con cuentos. Sabes muy bien que has sido tú.

―¡Espera! ―Menma se pasó las manos por el rostro―. Si no has sido tú, y es obvio que no he sido yo...

En ese momento se dieron cuenta que el salón estaba tenuemente iluminado por velas. Al volver la vista al pasillo observaron una luz que salía desde la puerta a medio abrir de la habitación de Hinata

―Lárgate, te va a ver y se va a dar cuenta ―ordenó Naruto, empujando a su gemelo.

―Vete tú. Está a punto de salir. Ya le explico yo todo. Escóndete.

―Ni hablar tío. Escóndete tú. Me toca a mí estar con ella.

―En tus sueños.

En ese momento Hinata cruzó el umbral de su puerta como una aparición divina y peligrosamente sensual. Estaba enfundada en una vaporosa bata color verde, avanzó descalza por el pasillo. Soltó su cabello, dejándolo caer en cascada.

Los dos hermanos quedaron petrificados.

―Ella es como el T-Rex― susurró Menma entre dientes―. Si no nos movemos no nos verá.

―¿Seguro?

―No.

Mascullaron una palabrota y sin pensarlo se tiraron pecho tierra detrás del sofá. Guardaron silencio.

La joven entró contoneándose en el salón.

―Naruto y Menma. ―Hinata apareció por encima de ellos, arriba del sofá. Los miraba recargada en sus manos―. Yo puedo apagar la música si me lo piden amablemente, después de todo es mi disco.

Los gemelos, que siempre sabían qué decir, en ese momento no recordaban ni su nombre. Estaban entre el pánico por haber sido descubiertos y perderlas. Lentamente se levantaron del suelo sin dejar de observar a la joven que sensualmente se acercaba al equipo de música para apagarlo. Apenas pudieron tragar saliva cuando se sentó en el sofá individual.

―Mmh... buuu... es ―balbuceó uno de los dos.

―¿Eso es todo lo que van decir? ―preguntó mientras cruzaba lentamente una pierna sobre la otra.

Toda ella irradiaba un poder, una sensual y magnetismo que jamás había sentido..

Estaban embobados por esa bata que se pegaba al delicioso cuerpo femenino y por esa pierna cruzada que dejaba ver un diminuto camisón.

Todo ello provocaba que la sangre se agolpara en un sólo lugar.

―Ummh, vaya. Lo que suponía. Siéntense, señores. ―Los señalo―.

Por qué ahora me van a explicar qué juego insano tienen conmigo.

―¿Juego insano? ―preguntó Naruto. Su voz era preocupada, casi dolida―. No Hinatita, nosotros jamás hemos tenido intención de jugar contigo.

―¿Entonces de qué va todo esto? ―Los miraba seria. Necesitaba la verdad sí o sí.

―De ti. ―Menma tomó la palabra mirándola con la franqueza en sus ojos―. Siempre se ha tratado de ti. ―Notaba la atención de la muchacha y continuó―. Hina, desde que entraste por esa puerta nos dejaste como idiotas. Te va a sonar a locura, pero descubrimos en ese momento que ambos te necesitamos a partes iguales. Nunca ha sido una competencia por ganarte de forma individual. O te teníamos los dos o ninguno

Tres no son multitudWhere stories live. Discover now