34. Diciembre 06, 2015.

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Apenas nos hemos movido. Los zombis comenzaron a mugir otra vez (ya no es precisamente este sonido, pero a fuerza de costumbre, y sin ánimos de hacer una mejor descripción, así me seguiré refiriendo a ello, al menos por el momento), pero al menos respetan el bienestar físico de los bienes inmuebles de sus vecinos, o sea nosotros, Coen y yo.

     Lo bueno de todo esto es que ese olor a podrido que tan efectivamente desprenden nos ha aniquilado el apetito, aunque creo que es más cosa del miedo que del olor, que ahora es ligeramente diferente también. Tal vez sigue oliendo algo fuerte porque están «mezclados»: podridos, no tan podridos y aparentemente sanos. Es un reguero de cuerpos hambrientos, más calmados unos que otros, pero todos con un único propósito en la vida. Aunque algo bueno saldrá de todo esto, me dije, porque si temíamos por la duración de las provisiones pues, ¡enhorabuena! Ya tenemos garantizado un par de días más.

      Con su reciente muestra de poderío, nos hemos ido acallando más, incapaces de descubrir qué es lo que ahora llama su atención. Y con todo, hay algo bonito en esto de comunicarnos en silencio. (¡Qué! ¿Es que una mujer no puede vivir engañada? ¿Qué se creen que esto es fácil?)

     Espero que Darwin no venga a interrumpirnos.

     De la nada he recordado que la otra vez (como los primeros días de cautiverio) encontré un texto, de mi padre. Copiaré el fragmento aquí (fui a buscarlo por puro ocio, que me vuelve loca moverme tan poco, además, algo me dice que va siendo hora de poner algo «intelectualoide» en este diario, por si llega a pasarme algo, para quedar bien, ya saben, que hasta el momento no lo he conseguido). Es que me causó tanta gracia. Qué manera de esta gente de hacerte sentir tan poco especial (y mira las cosas inútiles que mi cerebro sí recuerda):

«Por interesada o ideal que pueda parecer la admiración de una persona amada, el objetivo final es, en realidad, la creación de un ser nuevo, determinado en su naturaleza; y lo que lo prueba así, es que el amor no se contenta con un sentimiento recíproco, sino que exige la posesión misma, lo esencial, es decir, el goce físico [...] Por el contrario, sucede que no pudiendo ser pagadas con la misma moneda del amor recíproco, gentes muy enamoradas se contentan con la posesión, es decir, con el goce físico. En este caso se hallan todos los matrimonios contraídos por fuerza, los amores banales o los obtenidos con violencia. El que cierto hijo sea engendrado: ese es el fin único y verdadero de toda novela de amor, aunque los enamorados no lo sospechen. La intriga que conduce al desenlace es cosa accesoria». (Un tipo con nombre difícil que me dio pereza copiar y que nadie debería conocer porque no es el tipo de negatividad que se necesite en la vida).*

     Ahí está. Sí mi vida es una novela romántica, se ha ido a la mierda desde hace mucho, pero falta una última escena, y mi cuerpo es el encargado de recordármelo.

     Qué manera de agriarte tus últimos momentos de vida, ¿verdad? Cuando quiero ponerme romántica sólo recuerdo ese concepto de preservación de la especie, selección natural, y ahora, el de posesión. La especie ya se extinguió. El reloj ya se detendrá. La naturaleza nos ha ganado. ¡La raza humana es una mierda! ¡Dejen de reproducirse, sólo así salvaremos el planeta! Fin.

     Sueno como loca conspiranoica. Papá estaría feliz.

      Mamá me miraría a lo: oh no, otro loco no.

      Jonathan y TK reirían contagiados más que verdaderamente divertidos.

       Y luego mamá me mandaría a la cocina por algo de helado porque sólo con eso podía controlarnos a todos.

     Cuando el fin está cerca piensas únicamente en las cosas importantes, y esto se nota por más que quieras ocultar tu descontento con bromas de muy mal gusto y risas forzadas. Todas esas películas de motivación personal son una mierda, y la de supervivencia peor. ¿Qué a estas alturas no se han dado cuenta de que yo soy de películas rosas? Caroline le iba más a la animación. Carlos no sé. Sebastian creo que al cine de acción de machos, al deporte de machos, por dios, me había enamorado de un macho alfa pelo en pecho, hunga hunga.

    Bromeo. Nunca llegué a conocerlo tanto, sólo me pareció de lo más lindo. Más lindo que Coen, pero sólo en el sentido físico. Coen es maravilloso. Se ha quedado conmigo. No hay nada que más quiera en este mundo que irse, pero se ha quedado conmigo.

      No es cosa de los zombis. Hasta ahora se las ha ingeniado.

      Tal vez sólo esté cansado.

     Como yo.

     ¿Ven? Las fuerzas invisibles que lo rigen todo hacen que yo no quiera separarme de él. ¿Pero es porque me comienza a gustar o porque es el único ser humano cerca o por qué creo que mi supervivencia y la suya ahora están ligadas?

     Odio a los intelectuales agrios.

     Pero no importa lo que sea, la única verdad es que no quiero dejarlo ir, pero yo tampoco me quiero mover. El miedo me paraliza. Esta cobardía que ahora siento y qué tanto me esfuerzo en ocultar no desaparecerá nunca, eso lo tengo claro, y al ser este caso, no debería usarla como una excusa, creyéndola lógica y razonable. Hasta dónde sé, mis días, me quede en casa o me vaya con Coen, están contados igual. Voy a morir, algún día, lo quiera o no. ¿Acaso estos no son tiempos en que obligatoriamente debemos adoptar una postura menos cerrada?

     En primer lugar tengo que dejar de fingir, dejar de esconderme detrás de mi indiferencia y mi sentido del humor barato. Esta es la única realidad que hay, ya no veo a mis padres como si se trataran de Superman, esa capa roja que había ondeado al viento yacía ahora en el fondo de la tierra*, como deberían estar muchos de esos seres que ahora intentaban devorarme.

      Tengo que dejar de pensar, tengo que actuar.

     (Esto suena todo muy bonito e inspiracional, pero sé que, el despertar mañana, volveré a ser la misma cobarde de siempre).  

JJ

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*El intelectual agrio negativo es uno de mis favoritos: Arthur Schopenhauer. Lo estaba leyendo (re-leyendo más bien) mientras escribía esto y me dio, por puro capricho, poner algo de él aquí, por lo que la cosa terminó algo forzada, pero igual decidí dejarlo así. Porque puedo. Ajá! Ok. No. El texto del que extraje este fragmento es de "El amor, las mujeres y la muerte y otros ensayos", por si les interesa ;)

*Sí, este es un claro guiño a Batman vs Superman, un agregado que hice en una de las tantas correcciones al que someto a esta pequeña historia. Pero es que amo la película y sentí que era mi deber como fangirl hacer algo al respecto XD 

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Ha sido una larga ausencia pero creo que estoy de regreso. Perdón por la demora y por haberlos dejado en el limbo. Muchas gracias por todo. Son un amor :) 

El diario de Josephine JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora