El resultado no condice con lo esperado

1.9K 322 355
                                    

A las siete de la mañana, recibía el primer mensaje de Kyd, ya que sin querer se había construído una sólida amistad a la distancia, como si fuese una barricada de troncos de enormes árboles.
El muchacho sudamericano había osado mostrarse mucho más romántico de lo usual.

¿Estás despierta, Rosanelda?

Sí.

¿Hace mucho tiempo?

¿Cómo lo sabes, Tigre?

Mientras conversaba, paraba para untarle mermelada de frutilla a mis tostadas y tomar unos sorbos de un humeante café.
No habían transcurrido treinta minutos para que Kyd no me enseñara alguna nueva poesía de su creación. La calma entre nosotros dos permitió que le contara detalles de mi vida.

Para nosotros había dos maneras de ver el mundo y pareciera que uno de nosotros deberíamos elegir una de estas opciones, pero en esta etapa es muy necesario que él le de una zambullida en los abismos de la responsabilidad. Bueno, mi visión es un poco austera, pero la idea es demasiado simple, a cada contradicción que tenemos yo le agrego que sería mucho mejor que se consiga un empleo en lugar de perder tiempo conmigo.

—¿En qué consiste tu manía? Sabes, siempre lo que quieres en el presente está influenciado por el pasado.

—No es importante el presente, más bien es importante el futuro que por ahora está habitada con unos espectros que representan la mediocridad —expliqué esbozando una sonrisa maliciosa.

—Tú quieres un futuro vigoroso con una  economía brillante y eso es muy ambicioso para mí.

Sentía que Kyd no estaba soportando ser sometido a mi juicio una y otra vez por no querer trabajar. En ese contexto le dije que si no conseguía un empleo nunca podría llegar a reunir suficiente dinero para viajar a los Estados unidos. Yo solo quería un acuerdo para poder acceder a una posible solución, aunque mi insistencia generó una importantísima desilusión en su cabeza.

—Yo sé que no te gusta discutir y mucho menos te gusta una discusión que te conduzca a una gran decepción.

—Tú no comprendes, mi querida Rosanelda. Cuando tú eras adolescente, el mundo se movía ultraviolento, pero hoy día es diferente porque a través de mi arte, yo encuentro mi lugar para poder revelarme.

—Usted, mi muchacho ...solo quieres armar una coraza impenetrable para poder seguir haciendo lo que hacés...

—Amada mía, pienso que debería estar menos ligada a la iglesia y a los pensamientos anticuados, para ser una dama mucho más moderna. Nuestra unión será fecunda e indisoluble entre usted y yo. Mientras tanto no sea autoritaria conmigo.

—Sabés que aquí se abolió la esclavitud en 1813 ...lo que te digo es lo que tenés que hacer para triunfar. Tenés que dejar de ser invisible ante la sociedad porque si no tienes el suficiente dinero para vivir, tarde o temprano te irá a discriminar.

—¡Ja! Me gusta como manipulas tu rebeldía para abrirte paso.

—Estás muy equivocado Tigre, yo tengo una orientación progresista y me gusta mucho el análisis de las cosas.

—Quizás gracias a tu edad, eres una persona combativa y defensora de los derechos humanos...

—Ahora si me vas a hacer enojar... —escribí con ira.

—Es que tú encuentras a las contradicciones donde no existen las contradicciones. Hubo un momento que nuestra charla era maravillosa, pero ahora...

—¿Ahora?

—Ahora tú eres demasiado conservadora conmigo. Tú estelarizas una historia donde la protagonista eres tú. Esto parece una explosión democrática.

—Kyd, mejor cállate, no quiero que me envenenes la vida. ¿Dónde está mi libertad de expresión? —cuestioné.

—Pensé que te gustaba mi creatividad, mi buen humor, mi gracia, mi simpatía que siempre manifiesto en nuestras conversaciones.

—Ay, Kyd, si fuese un sindicato tendría que vivir de paro con tus contestaciones.

—Suponga usted que fuese yo él que le exigiría que se ponga a trabajar a su edad.

—Yo me pondría iracunda y puede que decida bloquearte en esta red social.

—Si tu conciencia te lo permite... ¿En verdad es lo que harías para deshacerte de mí?

—Yo tengo mi propios criterios a la hora de abordar un posible problema. Ahora bien ¿Por qué me hacés estas preguntas tontas?

—Pero, mi señora, yo soy una persona humana que siente. Tú no eres una escritora que discrimina las ideas principales de las secundarias a la hora de plantear una historia.

—Tienes razón, pero también es importante que me permitas dudar y mostrarme genuinamente desconfiada para poder someter toda la información que me das, para poder analizar las cosas junto a mi hija Lavanda.

—Lo siento, pero tu hija no intervendrá jamás.

—¿Acaso tú no hablás de mi con tus padres?

—¿En qué circunstancias podría hablarles de ti?

—¿Acaso no están enterados de nada? —gruñí.

—¿Enterados de ti? Enterados de lo que pasa, en el sentido estricto de las palabras, no.

—¿Y por qué?

—Porque nunca dejaré nada en manos de mis padres, ni del destino, ni las estadísticas, ni la probabilidad, ni del azar. Yo tengo tres cábalas distintas. Soy un hombre de raza.

—¿Y por qué te molesta que comente las cosas con mi hija?

—Bella mía, no quiero entrar en debate encarnizado, solo no quiero que ella me haga una campaña sucia y de desprestigio contra mí, ahora que viene de visita su prima.

—¡Ja! Lavanda es una chica inofensiva. Nunca haría el mal.

—Sin embargo, es una señorita con cojones para portar un arma.

—No comiences a decir que eso es una bajeza o una oscuridad que ella posee. Mi hija es policía y eso es todo lo que tengo que agregar.

—Disculpa, tienes razón mi reina. Y antes que nada pienso en tu bienestar. Si sabés que mi transparencia es igual a mi honestidad.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Estúpido Poeta (NOVELA TRASH) Where stories live. Discover now