Capitulo 5

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El sol nuevamente mostraba su radiante faz al mundo, revelando el comienzo de un nuevo día. La luz del alba comenzó a colarse en una de las habitaciones de Granger Manor, dando de lleno a una durmiente castaña. Al sentir aquella conocida calidez, Hermione se cubrió completamente y maldijo internamente a quien dejó las cortinas abiertas, impidiendo que disfrutara de sus horas de sueño. Estaba por regresar a los brazos de su querido Morfeo cuando unos golpes en la puerta la devolvieron a la cruda realidad.

─Es hora de despertar, mi niña ─anunció cariñosamente madame Pomfrey, ama de llaves de la mansión y su nana desde que tenía memoria, tras la puerta. Estaba por hacer caso omiso cuando la mujer agregó–: Y su madre advirtió que, si no aparecía en el comedor dentro de diez minutos, vendría personalmente a despertarla.

Al escuchar esa temida advertencia, la castaña abrió los ojos de golpe; nadie quería ser víctima de los modos de despertar de Jane Granger. Esa era uno de los comportamientos maternos que la hacían pensar que la educación militar también estuvo involucrada en la enseñanza de su progenitora. No era exageración cuando algunos decían, incluyéndola a ella, que la matriarca de la familia era de armas tomar.

─En unos minutos estaré con ellos ─respondió la castaña con pesar, despidiéndose de sus planes de pasar la mañana de aquel esperado sábado en el mundo de los sueños mientras que su nana se retiraba con una mal disimulada carcajada. Con toda la pereza del mundo, se estiró de una forma muy similar a la de un felino. Después de darse un refrescante baño y arreglarse con un vaporoso vestido veraniego y unas bailarinas, bajó a desayunar.

─Buenos días.

─Buenos días, cariño.

─Buenos días, princesa.

Después de saludar a sus padres con un beso en la mejilla, tomó asiento en su respectivo lugar. Estaba por saborear su tazón de cereal cuando su madre, luego de escrutarla detalladamente, decidió preguntarle.

─ ¿Por qué aún no estás lista?

La castaña tomó una porción y la miró interrogante, a lo que la castaña mayor negó con la cabeza mientras la miraba con los ojos entrecerrados en claro reproche.

─Hermione Jean Granger, no puedo creer que hayas olvidado que hoy es la fiesta de verano de los Greengrass.

"Oh mierda"

─Lo siento mamá. Ha sido una semana muy agotadora en la empresa y sin querer pase por alto ese evento.

"Y sin contar que todavía no me explicó que diablos pasó en la terraza" pensó la castaña al recordar la discusión que tuvo con Malfoy hacía dos días y como terminaron besándose. "A este paso terminaré en un manicomio"

─Tu padre también ha tenido una semana muy agotadora, y no lo olvidó ─replicó Jane mirando orgullosa a su esposo, a la vez que sacaba, sin querer, a su hija de sus dramáticos pensamientos.

─Ya cariño, no la regañes ─intervino John, tomando cariñosamente la mano libre de su hija–. Ya estoy acostumbrado a las presiones que produce la empresa, querida, y no fue por corto tiempo que aprendí a organizarme. Tengo fe en que mi princesa aprenderá rápido a organizar su tiempo ¿no es así?

La castaña asintió con una gran sonrisa, apretando la mano de su progenitor como agradecimiento.

─Bien, acepto tu olvido esta vez. ─la señora Granger le dio un sorbo a su té–. Pero de igual manera no faltarás. Así que termina de desayunar y apresúrate a arreglarte.

Estaba por asentir nuevamente cuando se percató de un "pequeño" detalle.

─ ¿Mi madrina y Draco también irán? ─inquirió nerviosa, maldiciéndose internamente en el acto. Por suerte sus padres no se percataron de ese hecho.

Dulce PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora