Capitulo 26

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El gran salón de fiestas de Illusion Enterprises estaba ocupado por gran parte de la crema y nata de la sociedad británica e internacional, con motivo de la gala anual del conglomerado. Empresarios, artistas, deportistas y algunos políticos eran algunos de los invitados a la ocasión.

Con la agradable música de una orquesta en vivo como fondo, los presentes compartían conversaciones amenas, así como también disfrutaban de excelentes vinos y exquisitos platillos que ofrecían por doquier.

Pero nadie perdía la oportunidad de saludar y mantener una interesante conversación con los anfitriones de la celebración, aunque dos de ellos tenían una conversación entre momentos libres.

—¿Por qué Hermione y Draco tardarán tanto? —dijo Jane Granger a su marido.

—Seguramente necesitaban un momento a solas, querida —respondió John Granger, saludando con un apretón de manos a unos invitados. Después de cruzar unas palabras con ellos, continuó con su conversación—. Quizás Draco lo pensó mejor y decidió informarle a nuestra princesa sobre su propuesta de casarse dentro de dos meses.

—Espero que sea eso.

El hombre miró suspicaz a su esposa—. ¿Y por qué dices eso?

—Es... solo un presentimiento, es todo. —la morena saludó a unos conocidos, desplegando su destreza como buena anfitriona y esposa de uno de los grandes empresarios del país. Una vez cumplido su papel, miró con el ceño fruncido a su alrededor—. ¿Dónde estará Narcissa?

—Probablemente conversando con otros invitados —comentó el hombre saludando a otros con un asentimiento de cabeza. Al girar hacia un lado, vio como una elegante e imponente rubia se dirigía a ellos, acompañada por un hombre de cabello negro—. Por cierto, ahí viene.

La castaña miró hacia donde observaba su esposo, y quedó sorprendida al ver quien la acompañaba.

—Jane, querida, es de mala educación mirar a los invitados con la boca abierta —espetó Narcissa a su amiga al llegar junto a la pareja.

—Si me hubieras avisado con tiempo de su presencia, no tendría esa expresión —replicó Jane en respuesta para luego sonreír al invitado—. Es un gusto verte después de tantos años, Severus.

—Lo mismo digo, Jane. Estás tan hermosa como siempre, los años no pasan en ti —alabó Severus con una inclinación.

—Adulador —dijo la castaña riéndose—. Te presento a mi esposo, John Granger. John, te presento a Severus Snape.

Ambos hombres se estrecharon amistosamente las manos, compartiendo algunas palabras de bienvenida, felicitaciones y agradecimientos.

—¿Y a qué te dedicas, Severus? —dijo John.

—Soy dueño de una empresa de seguridad.

—Que interesante —dijo el ojimiel sorprendido—. ¿Llevas mucho tiempo en el negocio?

—Unos diez años —respondió el pelinegro antes de darle un sorbo a su vino.

—Asombroso.

—No te sorprendas mucho, John —intervino Narcissa—. Severus perteneció al ejército.

John miró de hito en hito sorprendido a la rubia y al hombre—. Definitivamente impresionante.

—Narcissa ¡Al fin te encuentro!

La aludida se tensó ante la conocida voz femenina, pero no dejó de saludar y sonreír como buena anfitriona a la mujer que estaba esperando ver esa noche para finiquitar algunas cosas.

Dulce PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora