Capítulo 8

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Una niña de 7 años, de cabello rizado castaño y ojos color miel recorría alegre el colorido jardín de sus padrinos. Era primavera, su época favorita, y adoraba estar entre las flores, percibiendo sus frescos aromas y sus vistosos colores. Se detuvo abruptamente al ver como en un grupo de rosas blancas se encontraba una hermosa mariposa de un azul intenso, sonrió con admiración y decidió acercarse sigilosamente a ella para poder apreciarla más de cerca.

─Hermione ¿Qué estás haciendo aquí?

La castaña gritó del susto al escucha aquella inesperada voz para luego quejarse al ver como la mariposa huía del lugar. Al voltear se encontró con un niño de 10 años, de cabello rubio y ojos plateados que la miraban con curiosidad.

─Gracias, Draco. Por tu culpa se espantó la mariposa ─espetó molesta mientras retomaba su camino.

─ ¿Mi culpa? ─inquirió el rubio mientras la seguía─. Que yo sepa, quien la espantó fuiste tú con ese chillido.

─Grité porque tú me asustaste, así que es tu culpa.

─Yo no te dije que gritaras, así que tú tienes la culpa.

─Que no.

─Que sí.

─ ¡Que no!

─ ¡Y yo ya te dije que sí!

Hermione se detuvo y se giró rápidamente, fulminando con la mirada al chico─. ¡Y yo ya te dije que no! Si no me hubieras asustado, no hubiera gritado, y si no hubiese gritado la mariposa seguiría en las flores. Así que es tú culpa y se acabó.

Miel y plata se encontraron en una batalla de miradas, una de las muchas que tendrían en el futuro, y donde poco a poco formarían una conexión difícil de explicar y de romper. Así duraron varios segundos hasta que los ojos amielados se abrieron desmesuradamente al sentir como el ojigris le dio un inocente besos en los labios.

─ ¿Por-por qué hiciste eso? ─tartamudeó la chica, mirándolo desconcertada.

Draco se encogió de hombros─. Mi padre hace eso cuando mi madre se molesta con él y así se le quita el enfado.

─Pero ellos lo hacen porque son esposos. Bueno, eso me dijo mi papá.

─Pues en ese caso... ─el rubio se quedó pensando un momento para luego sonreír con satisfacción─. Cuando seamos más grandes nos casaremos.

─ ¿Casarnos?

─Sí, casarnos. Así seremos esposos y no habrá problema en que yo haga eso.

Hermione se quedó pensativa un momento, y luego asintió seriamente─. Tienes razón. ¡Pero yo quiero un vestido bonito como los que salen en las revistas de mi madrina!

Draco sonrió─. Dalo por hecho.

─Hermione.

La castaña, que estaba pensativa frente al gran ventanal de su oficina, se giró y miró a su madre, quien estaba acomodada en uno de los sillones observándola con el ceño fruncido.

─No escuchaste nada de lo que dijimos ¿no es así?

─Lo siento, mamá. ─la chica suspiró─. Estaba pensando en un balance que tengo pendiente. ¿Qué decían?

─Decíamos que tú y Draco estuvieron estupendos en la fiesta ─intervino Narcissa con una gran sonrisa.

─Así es. A pesar de su percance en la fuente, el cual todavía no entiendo que pasó. ─la castaña mayor la miró recelosa para luego recuperar con rapidez su sonrisa─. ¡Estuvieron maravillosos!

Dulce PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora