Draco Malfoy y Hermione Granger, herederos de un importante conglomerado, se conocen desde la cuna. Y se conocen tan bien... ¡Que no se llevan bien! . Pero una decisión de sus progenitores los conllevará a lo que ellos considerarían su peor pesadill...
Astoria Greengrass se sentía eufórica al ver lo que tenía en sus manos, sabía que la idea que le dio su amiga para destruir a la estúpida de Granger era fantástica y no se había equivocado. Quería el nombre de Hermione Granger en los suelos, que no valiera absolutamente nada. De esa forma, su querido Draco no querría casarse con esa entrometida, y buscaría a la mujer que estaba a su altura, es decir ella. Estaba haciendo el baile de la victoria cuando su progenitora entró a su habitación. Al ver a su hija en esa situación, rodó los ojos y se sentó en la butaca más cercana.
─A juzgar por tu extraño baile, deduzco que esa mujer hizo lo que le dijimos.
─Y no te imaginas de qué manera, madre. ─le tendió el objeto de sus alegrías a la pelinegra mayor─. Esa mujer no solo se conformó con lo que le dimos. Encontró información adicional y ¡fue lo mejor que pudo hacer!
Margareth tomó lo que le extendía la heredera menor de los Greengrass y lo revisó con detenimiento. Una gran satisfacción la abordó─. Sí, tienes razón ─concordó con una sonrisa maliciosa, observando que su pequeña inversión había valido la pena. Miró a su hija satisfecha─. Muy pronto, hija. Muy pronto pertenecerás a la familia Malfoy. Estoy segura de ello.
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Ginny miraba de hito en hito a la castaña que estaba sentada frente a ella, tomando tranquilamente una taza de cappuccino, y a la rubia que sonreía satisfecha con su taza de latte en la mano. Boqueaba asombrada, anonadada por lo que les habían contado sus amigas sobre su fin de semana, en especial la ojimiel. Y ella pensaba que les ganaría con su relato sobre el ardiente domingo que tuvo con su novio. Menos mal que decidieron reunirse en su cafetería favorita a desayunar, así podían charlar con gusto. ¡Y que gusto!
─Oh mi Dios, teníamos que haber grabado todo lo dicho en esta mesa. Quedaría para la posteridad como los mejores chismes del año ─exclamó la pelirroja aún en su fascinación.
─El único chisme válido, técnicamente hablando, es mi relación con Theo, y tu relación con Blaise, Ginny ─objetó Luna─. La relación entre Draco y Hermione ya ha sido noticia.
─Pero si los demás supieran todo lo que ha pasado entre ellos y les llegara la noticia de la firma de la paz, ¡sería la bomba del año!
─Tú misma lo dijiste, Ginny, si supieran. Pero no lo saben, así que... ─la rubia se colocó el dedo índice en los labios, a lo que la pelirroja hizo un puchero─. No pongas esa cara, que no te va a durar mucho cuando veas que a Hermione le faltó una parte de la historia por contar ─comentó mientras señalaba con la mirada la mano izquierda de la aludida, que había quedado expuesta al ver la hora en su elegante reloj de pulsera.
Hermione se miró la mencionada mano y rodó los ojos al percatarse de lo que hablaba su amiga, mientras que la menor de los Weasley no lo tomó con la misma indiferencia y abrió los ojos desmesuradamente al notar la sortija de compromiso.
─Oh. Mi. Dios ¡Oh mi Dios! ¡Es hermoso! ─tomó la mano de la morena quien, por suerte, había dejado a tiempo la taza en la mesa, y lo miró con mayor detalle.
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