Capitulo 25

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Hermione se miraba una y otra vez en el espejo, conforme con la imagen que deseaba mostrar: elegante, sexy y poderosa. Con un vestido rojo pasión sin mangas y con escote en forma de V que insinuaba sin llegar a lo vulgar una porción de sus senos, tacones plateados, accesorios de plata y una gargantilla de pequeñas incrustaciones de diamantes y rubíes completaban el outfit para esa noche. Su estilista decidió que fuera con el cabello recogido, pero con algunas ondas sueltas que, con su nueva tonalidad de cabello, le daba un aire regio y delicado a la vez.

El vestido fue un cambio de última hora, necesitaba un vestuario que la hiciera ver y sentir fuerte después de todo lo ocurrido en aquella tarde. Además de elegir los colores con toda intención ya que se diferenciaban completamente con los colores de su anillo de compromiso.

—No combina con mi atuendo. —se dijo mientras se lo quitaba y lo colocaba con cuidado en su joyero. Su madrina no tenía culpa de lo que estaba ocurriendo. Pero su corazón dio un vuelco al verse sin él, diciéndole que su lugar era en su mano y no en aquel fino recipiente, regalo de su madre a los trece años.

"Has lo que te haga feliz, Hermione, sea la decisión que tomes, hazlo por ti, por tu bienestar"

Las palabras de su amigo Oliver Wood vinieron a ella como un bálsamo para su repentina desesperación. Su conversación con él fue una buena decisión, necesitaba a alguien con quien analizar la situación y Oliver, una vez más, le demostró la madurez adquirida en los últimos años.

FLASHBACK

Hermione entró en la cafetería, aún sin saber como había logrado llegar hasta ese lugar; sin duda fue cuestión de suerte que llegara en una pieza. Fisicamente hablando, porque emocional y mentalmente se sentía divida. Se sentó en una mesa al fondo de la estancia y pidió un té.

Por suerte el local estaba casi vacío, se percató mientras aguardaba por su amigo. No tuvo que hacerlo por mucho tiempo, ni bien el camarero llegó con el pedido cuando Oliver entró al lugar. La ubicó casi inmediatamente y raudo se dirigió hasta ella.

—Traiga un cappuccino y un chocolate caliente por favor —pidió el castaño al mesero mientras se colocaba al lado de la joven. En cuanto el chico se retiró, se acuclilló frente a ella y la detalló detenidamente—. Ven aquí —le dijo mientras la levantaba y le daba un abrazo.

Algo en ella hizo clic y, como si de un grifo se tratara, las lágrimas que había contenido empezaron a bajar por sus mejillas. Un sollozo se escuchó entre ellos y el cuerpo tembloroso de Hermione era rodeado con fuerza por los brazos del joven empresario.

—Shh tranquila, todo está bien, estoy contigo —le susurraba sin dejar su abrazo. Al cabo de unos minutos, el camarero regresó con las órdenes y, al ver la situación, quedó desconcertado y no supo como debía actuar.

—Déjalo en la mesa —le instruyó Wood con un movimiento de labios y sin dejar de abrazar a la chica. El chico asintió aliviado, hizo lo indicado y se marchó presuroso.

—¿Estás mejor? —dijo al sentir a la castaña más relajada. Cuando ésta asintió, la guió nuevamente a su asiento, se sentó en el asiento que estaba al lado de ella y le tendió el chocolate—. Creo que necesitas más esto que el té.

—Creo que requiero algo más fuerte que un chocolate.

—Y yo creo que aún es muy temprano para eso, sin contar que ya beberás esta noche.

—Entonces estamos en el día de las creencias.

—Eso creo.

Se sonrieron antes de reírse por las ocurrencias de ambos, ayudando a su vez a aliviar la tensión entre ellos y a sumergirse en un cómodo silencio mientras disfrutaban de sus bebidas.

Dulce PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora